José Javier Veganzones viajo a Suecia con una beca Erasmus para estudiar quinto curso de ingeniería de caminos, canales y puertos pero decidió quedarse un año más y participar en un programa de excelencia para obtener el doble título; por la Politécnica de Madrid y la Real Escuela Técnica de Estocolmo. Aquello le convirtió en alumno pionero. Ahora realiza el doctorado en vigas de borde en puentes, imparte clase en la universidad y es consultor a tiempo parcial en la empresa española TYPSA. En la compañía coordina la planificación de la producción en el proyecto del metro de Estocolmo. Hasta ha sido portada de un diario ¡Y pensar que yo había contactado con Jota porque me habían contado que era entrenador de la Selección Nacional de Waterpolo Sub17 de Suecia!

Dice José Javier que la vida en Estocolmo es agradable y tranquila y que aunque le cuesta un poco ceñirse a los horarios ha acabado acostumbrándose a comer a las 11 de la mañana, a las bajas temperaturas y a que los suecos sean excesivamente diplomáticos. La experiencia personal en uno de los países nórdicos le está resultando muy gratificante en todos los sentidos: “En mi etapa de estudiante universitario conocía gente nueva todas las semanas; de diferentes partes del mundo y eso me ha aportado un valor añadido en términos de cultura y relaciones”.

Antes de llegar a la Real Escuela Técnica de la capital sueca estudió en el colegio Retamar. De su etapa en el centro educativo de Pozuelo que celebraba el pasado año su 50 aniversario se queda con el alto nivel académico, la formación personal y compañeros, profesores y sacerdotes.  Y muchos buenos momentos. Como la creación de MegaReta y su portada de inspiración turolense. “Recuerdo que puse en marcha un periódico escolar y que aproveché el primer número para dejar claro que mi clase, aunque al otro lado de la planta y separada del resto de las aulas, existía. El titular era El E existe”.

Cuando se quitaba chaqueta, camisa y corbata vestía ropa cómoda. Desde pequeño el deporte ha sido su pasión. Lo practicaba en el colegio, el club social Los Cerezos y en los polideportivos municipales donde se hizo más fuerte su relación con el baloncesto y la natación. Lo del waterpolo -un deporte en el que nuestras chicas son subcampeonas del mundo- vino después. En el equipo senior y de la mano de Nacho Dancausa.

Háblame de tu trayectoria deportiva
He crecido como deportista en Pozuelo gracias al colegio, las colonias y los clubes federados. Lo mío ha sido la natación, el waterpolo y el baloncesto. En los tres deportes me inicié en Retamar. Tras participar en una competición de natación entre centros y conseguir medalla Óscar Ruiz me fichó para el Club Natación Pozuelo. Mi especialidad era la espalda con la que obtuve muy buenos resultados. Luego comencé a jugar al waterpolo y estuve compitiendo en ambos deportes. Llegué a disputar tres fases de ascenso a categoría nacional. En resumen, recuerdo fines de semana compitiendo en natación, cogiendo después el coche para ir a un partido de baloncesto (jugaba en el sub21 de Pozuelo) y a última hora jugar al waterpolo. Todo ello gracias a mis padres que me acompañaban a todas las competiciones y a los que agradezco el apoyo.

Durante años José Javier estudiaba, entrenaba y competía. Pero siempre encontraba tiempo para salir con sus amigos por Pozuelo. Recuerda tardes de cine en El Torreón y noches de raciones en Los Barranco. “Es uno de mis bares favoritos”.

¿Qué hace un chico como tú en una ciudad como Estocolmo?
Vine como estudiante de Erasmus para hacer quinto de carrera pero decidí quedarme para obtener el doble título. Ahora estudio el doctorado e investigo nuevas soluciones para la viga de borde en puentes, donde van ancladas las barreras de seguridad. Estoy haciendo un estudio de costes de ciclo de vida y un análisis estructural de distintas soluciones. El trabajo incluye también una componente docente; soy profesor de distintas asignaturas en la universidad y superviso proyectos de fin de carrera. Hace un año comencé también como consultor en la empresa española TYPSA. Estoy trabajando en el proyecto del metro de Estocolmo como ingeniero de estructuras y coordinando la planificación de la producción.

Como pez en el agua

Lejos de casa no ha aparcado el deporte. El Stockholms Polisens Idrottsförening (equipo de waterpolo de la policía de Estocolmo) se llama así porque fue fundado por el cuerpo en 1912 pero ninguno de sus jugadores es policía. Entre ellos está Jota. Le ficharon para defender la portería y ha llegado a varias finales en la máxima categoría. También juega al baloncesto en el Stockholm Rockets, un equipo que va a ascenso por temporada y ya está en Tercera. Pero no dejen de leer todavía; aún hay más.

¿Cómo te conviertes en entrenador de la selección nacional sueca Sub17?
El camino está basado en el aprendizaje y se apoya en tres pilares: interés, esfuerzo y competencia. El interés hace referencia a conocer el waterpolo sueco a nivel nacional, sus jugadores y sus posibilidades de desarrollo, y a nivel internacional seguir a los jugadores y entrenadores profesionales. El esfuerzo implica ir todos los días a la piscina para entrenar y crecer como jugador y entrenador. La competencia es poder demostrar conocimientos y poder transmitirlos efectivamente a los jugadores. En Pozuelo tuve la suerte de jugar con antiguos jugadores profesionales que me enseñaron muchísimo. En Suecia he tenido la oportunidad de conocer también jugadores y entrenadores internacionales y aprender diferentes maneras de entender el deporte. Llevaba unos años entrenando categorías inferiores y selecciones locales y el pasado noviembre me llamaron de la Federación para ofrecerme el puesto como entrenador de la selección Sub17.

Gracias a su nueva responsabilidad está conociendo mejor a los jugadores jóvenes más punteros de Suecia y ha participado en el torneo de naciones nórdicas. Piensa que ahora sabe adaptar mejor su estrategia en función de la plantilla que tiene y de los rivales a los que se enfrenta. Que a veces están fuera de la piscina. Hace unos meses seleccionó a cinco chicas para participar en una competición y su decisión generó cierta polémica. “Dado que el torneo lo permitía escogí a los mejores disponibles y ellas habían demostrado mejor capacidad táctica y eso, además de ser muy importante a esta edad, es algo que yo valoro mucho como entrenador”.

Lo que más valora como persona es la familia. Aunque echa de menos a los suyos en Stockholm tiene a Julie, su novia, y amigos con los que salir a ver una película. O a cenar.

Asunción Mateos Villar

En la piscina del polideportivo Carlos Ruiz

Entrenando a la Selección Sueca Sub17

En acción y luciendo la camiseta de su equipo de baloncesto, los Rockets