Han pasado cuatro años del sueño. La ilusión y el recuerdo de antaño regresaba gracias a una colecta popular y a las aportaciones de los socios de la Comparsa de Gigantes y Cabezudos de Pozuelo de Alarcón. En menos de lo que llega un lustro se ha formado una comitiva de nobles y plebeyos. Dos parejas de gigantes y cinco cabezudos creados por el genial artista navarro Aitor Calleja que desde que hicieron acto de presencia en la ciudad no han parado de recorrer sus calles y protagonizar encuentros con “colegas”. Aquí y más allá. El próximo será en casa el domingo 21 de octubre. Pero esa es otra historia. La que ahora nos atañe tiene que ver con la incorporación al séquito de dos gigantillos y dos “kilikis”, como los de Pamplona, para que los niños se conviertan en protagonistas de la aventura.

Los amigos de la Comparsa de Gigantes y Cabezudos no paran de darle vueltas a lo de crecer y multiplicarse. Están empeñados en contagiar y compartir ilusión y lo están consiguiendo. Este año varias chicas harán bailar a los gigantes y en las próximas fiestas patronales en honor a la Virgen de la Consolación los niños y las niñas también podrán convertirse en gigantes y cabezudos. Y ser rey o reina por un rato. O alguacil.

Para hacerlo posible la asociación ha comprado en Gigantes Platero, un establecimiento situado en la calle Estafeta de Pamplona, dos gigantillos; un rey y una reina europeos a imagen y semejanza de los que pasean desde hace más de un siglo por las calles de la capital navarra y dos kilikis (cabezudos) de blanca peluca con la medida de la cabeza de los más pequeños. Están fabricados en cartón y son muy ligeros. Aguardan impacientes en un antiguo pabellón de caza situado en lo alto de un auditorio. Que hoy es su sede y mañana podría convertirse en Museo. De gigantes. Otro sueño por cumplir.

Asunción Mateos Villar

Reina con flor y abanico y Rey con espada y toisón de oro. Visión de finales del XIX

CON O SIN VERRUGAS