En el último siglo se han perdido muchas de las tradiciones vinculadas a las fiestas navideñas. Hubo un tiempo en el que el Ayuntamiento contrataba a vecinos desempleados un mes antes de Navidad para arreglar aceras o podar árboles y se regalaba una canastilla a los padres del bebé que viniera al mundo en Nochebuena. Una época en la que se cenaba lombarda y se horneaban bollos en la tahona del pueblo.

María Esperanza Morón conserva la receta de aquellas delicias elaboradas a base de harina y manteca gracias a su madre y a su abuela. La Cronista de la Villa asegura que a comienzos del siglo pasado las fiestas navideñas tenían un carácter esencialmente religioso y que giraban en torno a la parroquia de la Asunción de Nuestra Señora, la única que existía en el pueblo. Allí los más jóvenes ensayaban villancicos para cantarlos no sólo en la iglesia; también con la familia y a la hora de pedir el aguinaldo.

Durante décadas las familias se reunían generalmente en casa de los abuelos y allí se hacía la cena de Nochebuena que consistía en un primer plato de lombarda con denominación de origen Pozuelo de Alarcón y dependiendo de la situación económica capón -cebado durante meses en el corral- o cordero. El postre consistía en sopa de almendras, turrón, mazapán o el bollo típico, amasado en casa pero horneado en la tahona del pueblo.

Según María Esperanza Morón después de cenar se cantaba al son de zambombas, panderetas o panderos. Los instrumentos, fabricados por los curtidores con pieles de cordero, las botellas de anís, los morteros y otros utensilios de cocina componían la banda sonora previa a la Misa del Gallo.

Aguinaldo, uvas y alpargatas

Hace un siglo en la iglesia se colocaba un Belén con figuras muy grandes y había un órgano que tocaba el sacristán mientras un coro de voces femeninas entonaba un repertorio de clásicos. Dice la Cronista de la Villa que todo el pueblo, de una u otra forma, participaba en la preparación de la Eucaristía y que felicitar las pascuas era algo tan habitual como que los niños pidieran el aguinaldo de casa en casa. Hasta en la de las autoridades por la que pasaban las dos bandas de música que había en el pueblo tras tocar por las calles.

Tiempo atrás, después de la cena de Nochevieja se recibía el año en el salón de la Sociedad Recreativa La Inseparable donde se tomaban las doce uvas, se brindaba y se bailaba hasta el amanecer. Y en la Noche de Reyes las ventanas del pueblo se llenaban de alpargatas para que sus Majestades de Oriente supieran que los pequeños habían sido muy buenos. No hacía falta roscón para sus Majestades ni leche para los camellos. Y casi siempre caía algo.

Por entonces triunfaba la imaginación. Porque faltaban los medios.

Asunción Mateos Villar

Fotos apertura y Nochevieja:
Biblioteca Digital de Pozuelo de Alarcón

En la Noche de Reyes las ventanas del pueblo se llenaban de alpargatas

Fiesta de Nochevieja

Los Reyes Magos en RTVE. Peña Los Mingas. Foto publicada por Isabel Aragón en el grupo de FB «EPSI»

Los hermanos Carnero con el Rey Baltasar-Leoncio. Año 1975