Pensando alto pero hablando bajito dice que, además de la salud, los otros lujos de la vida son la sinceridad, el silencio y el tiempo. En su casa de Prado Largo ha conseguido reunirlos todos y convertirse en un nadador experto. Lleva aquí casi cuarenta años. Antes había vivido en Montepríncipe en otro refugio temporal y de alquiler que le buscó su gran amigo Alberto Cortez. En la terraza charlamos de Loc@s, su espectáculo teatral, y de que lo poco -o nada- que ha cambiado el mundo desde la última vez que nos encontramos en el mismo sitio. Hace veinticuatro años. Entonces fue en el pequeño salón convertido en museo de recuerdos y experiencias vividas. En tiempos de pandemia preferimos respirar aire puro. Como dos hormigas -según Pedro Ruiz no somos más que eso- convencidas de que la cultura, de exterior o interior, es segura. No como los gobiernos.

Tras dos años lejos de los escenarios ha vuelto porque tocaba. Asegura que en la vida es importante saber estar y más importante saber no estar y que practica el ayer es nunca más y el mañana no ha llegado. Sin marcarse grandes metas pero sin grandes miserias está a punto de comenzar una gira con un montaje que se estrenaba el pasado mes de septiembre en Bilbao y que el próximo fin de semana se despide del Infanta Isabel. Aunque la intención de Pedro Ruiz es regresar a Madrid con Loc@s.

Antes de intercambiar impresiones sobre el espectáculo producido por Natalio Grueso y María José Miñano sin lectura previa del texto, algo nada frecuente, nos entretenemos en los sueños. Esos que, según una taza colocada en el saloncito, cerca de una foto en la que aparece con Montserrat Caballé, Rocío Jurado, Concha Velasco, Terenci Moix y Jesús Mariñas, entre otros, se alcanzan con el paso del tiempo. El que fuera locutor deportivo, antes que escritor y presentador de televisión, confiesa que no los tiene. “Los sueños muchas veces se convierten en obsesiones”.

Antes de la pandemia Pedro estaba inmerso en dos proyectos pero finalmente decidió apostar por el teatro. Con el único objetivo de divertir y divertirse parió a más de cincuenta personajes de los que seleccionó unos veinte para hacerlos desfilar por las tablas. Junto al uniforme de Napoleón. En ellos se convierte a golpe de piano. Tres rinden homenaje a grandes de la interpretación;  José Luis López Vázquez, Luis Escobar y Fernando Fernán Gómez. “Por pura admiración porque aunque me he hecho a mí mismo no estudié para actor. Soy la resultante de mis inquietudes y las enseñanzas que me han regalado otros”.

  • ¿Qué sientes ahora saliendo a escena?

Ahora me divierto. Reconozco que hubo un tiempo en el que no disfrutaba sobre el escenario. Antes me peleaba con la actualidad pero ahora me he apartado de ella. Sigo leyendo los periódicos pero para olvidarlos. No quiero saber nada de política ni de políticos; que se peguen entre ellos. Mi propósito es desenfadarme con el mundo y lo estoy consiguiendo. Canturreo antes de cada función; suelo llegar un par de horas antes al teatro. Luego vuelvo a cantar, acompañado al piano y con mi guitarra. Como decía Antonio Machado “solo le canto mi copla a quien por mi camino va”.

Los que nos hemos parado a escuchar en el sendero que forma un patio de butacas con restricciones sanitarias disfrutamos con su copla. Porque la melodía, además de hacer reír, invita a la reflexión. Que diría un señor de Murcia mientras pela su naranja de plástico. O un poeta frente a un insospechado auditorio.

Hablando de otro mucho más grande… Pedro Ruiz no descarta trabajar en la televisión pública; el ente que define como mezcla perfecta de Goebbles, Kafka y Al Capone. En los últimos años ha presentado más de veinte proyectos sin obtener respuesta alguna.

Que han nacido, como Loc@s, en su oasis de Pozuelo de Alarcón.

Asunción Mateos Villar
Foto de apertura: Noel de las Heras

La televisión pública es una mezcla perfecta de Goebbles, Kafka y Al Capone