Hasta el 12 de mayo podrá verse en Cafebrería ad Hoc la última exposición de Pepe Domínguez, maestro del arte digital. Una obra para dejarse envolver por ella. Mundos sutiles que hablan de la experiencia de vivir y desentrañar el mundo día a día, sin perder el afán de belleza.

Montó un bar en Pozuelo que tras un viaje a Nueva York acabó llamándose Barrio Séxamo, con la x superpuesta sobre la s. Sin duda aquí nunca hubo nada igual. Lo mismo sonaban los Sonic Youth que Einsturzende Neubauten, Diamanda Gallas, Nick Cave o Patti Smith. Había exposiciones, conciertos de grupos de Pozuelo. Surgían parejas, se rompían… Se respiraba también la pasión por el cine y arte de su creador.

Con él recuerdo ver exposiciones históricas que nos dejaron alucinados: las de Joel-Peter Witkin, Christian Boltanski, o Visiones paralelas, por no citar en fecha más reciente un concierto de Dorian Wood. Podría contar muchas cosas, pero probablemente otras me las inventaría sin darme cuenta. O solo se podrían contar en una novela.

Ahora Pepe Domínguez ha vuelto a Pozuelo, años después de que cerrase aquella época. Podemos ver su último trabajo, que reúne obra de tres años atrás. Cafebrería ad Hoc ha hecho el pequeño milagro de que saque sus obras del ordenador y las muestre en público. La exposición se llama “[Micro] Teoremas y otras historias”. Puede verse hasta el 10 de mayo.

“El «hipercollage» de Pepe Dominguez en Cafebrería ad Hoc. Una obra compleja, inquietante, valiente y mágica. Pepe vuelve a lo grande”. Y no lo he escrito yo. Cierto es que no ha dejado de trabajar. Nos ha dado series impagables como la que hizo con motivo de la exposición “57 puñaladas”, que se mostró en El Foro de Pozuelo y en el Centro Cívico Los Rosales en la Coruña, dentro del Festival Visible. O la obra que creó para “Vidas Trans”, mostrada en la colectiva de Casa de Vacas.

La exposición de Cafebrería ad Hoc es fascinante, plena de una delicadeza difícil de ver hoy en día. En las últimas series se respira una atmósfera especial, el artista ha empezado una nueva etapa, llena de flores que parecen surgidas de restos óseos, de hebras nacidas de plantas o de conexiones cerebrales, que contrastan con “Fin del antropoceno”, la mas baconiana.

“[Micro] Teoremas y otras historias” tiene el eco, del título de la mítica película de Pasolini. Pepe Domínguez, que comenzó químicas antes que bellas artes, siempre ha tenido una curiosidad científica por todo. Apasionado del viaje, le encanta cocinar, y siempre está buceando en la literatura descubriendo nuevos autores.

Micro teoremas que hablan de la extrañeza de vivir, de ese sutil poso que va dejando la vida. Títulos que dan claves, no fáciles: “La invención de las montañas” o “Apuntes para una teoría de los tornados”. Y esa sabiduría al hacer, ese trabajo frente al ordenador, que rescata el trabajo artesano y da esa calidad y calidez a sus estampas digitales.

Pepe Domínguez ha creado una obra valiente y fascinante. Maestro del arte digital, consigue el misterio de la pintura en cada una de sus obras. El poso de la vida recreado con inteligencia y belleza.

Jesús Gironés

Montó un bar en Pozuelo que tras un viaje a Nueva York acabó llamándose Barrio Séxamo, con la x superpuesta sobre la s. Sin duda aquí nunca hubo nada igual