El próximo 4 de febrero sabremos si Raúl Arévalo consigue más Premios Goya. El que tiene lo recogía en la categoría de Mejor Actor de Reparto por la película de Gracia Querejeta 7 mesas de billar francés (2007). Esta vez aspira a la Mejor Dirección Novel. Y su primera película tiene 10 nominaciones más incluidas las de Mejor Guión Original, Mejor Actor Protagonista y Mejor Actriz Revelación. Porque Tarde para la Ira no parece una ópera prima. El de Móstoles no ha cumplido los cuarenta pero ha trabajado a las órdenes de grandes realizadores. De todo se aprende. Más si se tiene ganas.

La productora de Tarde para la Ira nacía hace seis años con la vocación de producir cine de calidad de autores consolidados y apostar por los nuevos talentos. A Raúl Arévalo, que no es nuevo en el mundo del séptimo arte, le sobra talento. El actor habitual en las películas de Daniel Sánchez Arévalo, al que sin serlo considera su primo, ha confiado en La Canica Films para dar el salto a la dirección y no morir en el intento. Como Daniel Guzmán con A cambio de nada.

Las películas de Daniel y Raúl no tienen nada -o casi nada-  en común. Aunque en ambos casos todo ha quedado en familia. Arévalo en lugar de contar con su abuela lo ha hecho con Antonio de la Torre, otro de sus primos que tampoco lo es, para crear una historia menos amable que la de Guzmán; una sobre violencia engendrada por violencia, áspera y seca, que mantiene en tensión y bebe de muchas fuentes; de Alfred Hitchcock a Quentin Tarantino pasando por Alberto Rodríguez (El hombre de las mil caras, La Isla Mínima, Grupo 7) o Antonio Banderas.

De Madrid al infierno

Tarde para la Ira es un extraño viaje al pasado, que cambia el futuro, rodado en las calles de Usera, Vallecas y Móstoles. Que Antonio de la Torre comparte con Luis Callejo, Ruth Díaz y Raúl Jiménez. Todos a la altura de las circunstancias. También Manolo Solo con su arriesgado cameo.

Los actores te conducen por el camino que Raúl Arévalo traza recreándose en miradas y gestos. Voluntariamente y por la necesidad de narrar una trama propia; un thriller hiperrealista -un puntito gore- que, como la venganza de su historia, viene de atrás. Concretamente de 2008 cuando con su amigo David Pulido comienza a escribir el guion sin prisas. Recordando las conversaciones escuchadas en el bar que sus padres tenían en Móstoles.

De qué va
TARDE PARA LA IRA

Madrid, Agosto de 2007. Curro entra en prisión tras participar en el atraco de una joyería. Ocho años después sale de la cárcel con ganas de emprender una nueva vida junto a su familia, pero se encontrará con una situación inesperada y a un desconocido: José. Juntos emprenderán un extraño viaje donde se enfrentarán a fantasmas del pasado y se hundirán en el abismo de la venganza.

El sueño ha sido tranquilo. Sólo el rodaje, el montaje y el estreno perturbaron un poco la paz de quien tiene ganas de quedarse detrás de focos y cámaras. Algo que seguro no imaginaba cuando tras aprobar COU se matriculó en la escuela de Cristina Rota. Ni cuando convertido en Carlos, uno de los personajes de la serie Compañeros, leía La Voz de Pozuelo -por entonces en papel- en una pausa del rodaje.