Dice Rosana que para el sábado nos pongamos calzado cómodo. Es lo poco que ha avanzado a La Voz de Pozuelo sobre el concierto inaugural de las fiestas patronales. Eso y que nosotros, el público, mandamos. Así que, vecinos, id preparando vuestra lista de peticiones y ejercitad la voz, no para cantar, eso se lo dejamos a ella, sino para gritar alto y claro qué es lo que queréis oír.

Imagino que el concierto que vas a dar en Pozuelo se centrará en tu último disco, “En la memoria de la piel” ¿Cuál es el truco para mantener, tras 20 años en los escenarios, esa frescura, esa inocencia? ¿Queda algo en la memoria de tu piel de “Lunas rotas”?

La verdad es que no tengo trucos. Lo único a lo que siempre he sido fiel es a seguir siendo yo misma. Además de a la gente, a la música, a los abrazos y a mi guitarra. Doy el cien por cien en cada momento.

Es curioso porque hay gente que, al escuchar este último disco, me ha comentado que les recuerda a ese primer “Lunas Rotas”. Son discos completamente diferentes, en épocas muy distintas, pero es inevitable que en la memoria de mi piel quede TODO de “Lunas Rotas”. Lo que sí tienen en común ambos discos es el cariño y el mimo con el que se hicieron y los éxitos que están cosechando.

¿No te da ningún reparo desnudarte de esa manera ante el público? ¿Te queda algo por enseñarnos?

En mi caso, es un proceso inevitable. Es dejar que el corazón hable por sí sólo. De esta forma, las ideas fluyen…  ¡Además, llevo 20 años quedándome en pelotas delante de ellos, tanto ellos como yo ya estamos acostumbrados! ¡Jajaja!

Siempre defiendo que lo mejor está por llegar, por lo que siempre quedará algo “mejor” que mostrar, que vivir, o que enseñar… De hecho, cuando me preguntan que cuál es mi mejor disco, siempre respondo lo mismo: el mejor, está por hacer. Aunque, en esta ocasión, creo que “En la memoria de la piel” es el mejor disco hasta el momento.

¿Cómo te organizas para componer? ¿Te viene la inspiración de repente y lo dejas todo para sentarte a escribir o eres de las que la musa te pilla siempre trabajando? ¿Y qué nace primero, la música o la letra de las canciones? ¿O surgen al tiempo, como si las palabras tuviesen su propia melodía?

No sé muy bien qué es la inspiración, sé que a veces la canción me toca en el hombro y me dice “¡ey, quiero salir!”. En definitiva, el proceso que siempre se repite es un papel en blanco, quedándose con mi desnudo integral.

Por norma general, nunca combino la gira con la composición. Es decir, comienzo a componer las canciones del nuevo disco una vez finalizada la gira. Pero, por primera vez y por algún motivo que ignoro, la música me está tocando el hombro y me pide que la deje salir; así que voy a empezar a combinar ambas cosas.

A veces sale primero la música, en otras ocasiones, la letra… y, otras veces, las dos juntas, como en el caso de “Si tú no estás”.

He leído cómo seleccionaste las canciones de tu último disco, sometiéndolas a votación. ¿Qué haces con las que no han resultado elegidas?

¡Así es! Me puse a componer y, ¡sin darme cuenta, salieron 50 temas! Así que, en vez de elegir las canciones que irían en el álbum, escogí la gente que lo haría, quedando con amigos, familiares y colegas del mundo profesional para cantarles trocitos de las canciones y que ellos mismos votaran. El resto de los temas, los tengo bien guardaditos en “un cajón”, pero nunca los rescato para otros discos.

 ¿Qué tal la experiencia de trabajar en pantuflas y bata de guatiné?

¡JAJAJA! Convertir mi casa es un improvisado estudio de grabación fue genial. Me daba muy buenas vibras grabar el disco en casa, para sentirme como tal: la acústica era muy buena y nos pareció una idea buenísima. Fueron meses de mucha creatividad, diversión y magia.

¿Qué cosas se te graban en la memoria de la piel?

Mi piel está llena de emociones vivas con ganas de seguir sorprendiéndose a cada segundo… Está llena de abrazos de gente a la que quiero y que me quiere bien.

El nombre que le has puesto a la gira de este álbum, “el girón”, me trae a la memoria aquello que decía Víctor Manuel de “cada verso es un jirón de piel”. ¿Qué os pasa a los cantautores con la piel?

En mi caso, hablo de que la piel tiene su propia memoria, alma y vida propia. La piel va más allá de algo que nos envuelve, que sólo sientes cuando nos tocan o nos acarician. Hablo de la memoria más bonita que existe, que es la más libre que tenemos, de aquella que decide cuándo los pelos se ponen de punta, sin que la cabeza se lo mande…

Si pusieras en una balanza las letras de tus canciones, ¿hacia dónde se inclinaría más, hacia el amor o hacia el desamor?

Amor o desamor… en definitiva, emociones expresadas a corazón abierto a través de mi música. En cualquiera de los casos, simplemente dejo que el corazón traduzca y plasme, sin que mi cabeza se haga especialmente partícipe en el proceso.

¿Hay alguna de las canciones que has compuesto para otro artista que te hubiera gustado cantar a ti? ¿Y hay alguna canción de otro que te hubiese gustado cantar?

Cantar canciones de otros, muchas… Y canciones que he hecho para otros que he acabado cantándolas yo, también varias… como “Hoy” e “Y por más”, que los hice para Rosario y acabe cantándolas yo; o “El Talismán”, que lo hice para Ana Belén…

¿Para cuándo un disco llamado “Deja tu luz encendida”,  la frase que llevas tatuada en tu piel?

¡No sé cómo se llamará el próximo disco! ¡Jajaja! Buen título, por cierto.

¿Nos puedes avanzar algo de lo que vas a hacer en Pozuelo? Supongo que habrá alguna canción que no puede faltar en tus conciertos, sobre todo si te la reclama el público.

En cada entrevista repito lo mismo: en mis directos, manda el público y pasará exactamente lo que el público quiera que pase. Por supuesto que habrá tiempo para los nuevos temas, y aquellos temas antiguos, a los que tanto cariño tiene el público… En definitiva, ¡ustedes mandan y les daré lo que me pidan! Y compartiremos música, risas y abrazos. ¡Solo una advertencia! ¡que vayan con calzado cómodo! ¡Jajaja!

Olga Luisa Arroyo Otero