Un hermoso relato

Ha pasado un año de mi renacimiento y sigo a pie de teclado. Jamás pensé que podría conseguirlo. Pero Noé estaba seguro. Es el niño eterno que ilumina mis días y la estrella que más brilla en las noches. Cuando viene  y se cuela en mis sueños me hace sentir la mujer más afortunada del mundo. Hacía tiempo que no subía a la azotea y precisamente me he animado a hacerlo -despacio porque mi rodilla sigue resentida por el entrenamiento- para rendir homenaje a las mujeres. A las mías, mis chicas del bingo, porque me han acompañado sin descanso...

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