Poco más de un año ha necesitado Eugenia Martín-Crespo para unir las piezas del rompecabezas escondido en el garaje de la casa familiar. La hija del que fuera Alcalde se hizo cargo de un legado maravilloso; una vasta colección de fondos turísticos. Su condición de ilustradora y su experiencia en la gestión cultural le animaron a llevar a cabo una ardua pero apasionante tarea de catalogación. Que ha culminado con la publicación de Bon voyage, Monsieur Crespo, un libro publicado gracias a una campaña de crowdfunding que saca a la luz la colección creada por Saturnino Martín-Crespo (1874-1938), José Martín-Crespo Powys (1898-1975) y José Martín-Crespo Díaz (1932-2017).
El viaje no puede ser más interesante y está salpicado de sorpresas. La primera es el trabajo de Ana Moreno comprometida con la conservación y difusión de la colección desde el momento en que tuvo noticias de su existencia. Es Doctora en Historia Contemporánea por la UCM, profesora en la UNED, especialista en el turismo español del primer tercio del siglo XX y la encargada de desvelar en tres capítulos el valor histórico de la colección efímera * o más de 5.000 documentos entre folletos, atlas, guías, postales, mapas, diarios de viaje y fotografías. Creada y conservada gracias a tres miembros de la familia de Eugenia Martín-Crespo; su tío abuelo, su abuelo y su padre. Y convertida, por obra y gracia de la hija de Pepe, con ayuda de mecenas y colaboradores, en un libro que fusiona el coleccionismo privado con la historia del turismo en España.
Hay más material sorprendente. En concreto, una fotografía del padre de José Martín-Crespo, médico de profesión. Con Madame Curie, en 1919, siendo un joven aprendiz de radiólogo; después obtendría el título de electrología y radiología médicas en la Universidad de Paris y trabajaría en el madrileño hospital de San Carlos. Y otra de sus abuelos, Felipe Martín-Crespo y Josefa Powys vestidos a lo musulmán. Curioso recuerdo de Granada.
De papeles y sobres
A partir de la página 50, Bon voyage, monsieur Crespo se convierte en un delicioso catálogo de arte capaz de convertir papeles turísticos en carteles publicitarios diseñados a la manera de la época. Lo mismo un folleto alemán para promocionar España te recuerda a Picasso que te cruzas con varias pin up disfrazadas de azafata francesa, piragüista danesa y patinadora suiza. Hay hasta anuncios de cruceros que parecen inspirados en el acorazado potemkin.
El recién nacido, de color anaranjado y turistas en blanco y negro, reivindica la importancia que tienen los pequeños papeles para reconstruir vidas y épocas. También la de los Martín-Crespo. En la década de los sesenta del siglo XX el que fue arquitecto y urbanista levantó su casa sobre las ruinas de la fábrica de sobres que su familia tenía en el barrio de la Estación de Pozuelo. Con garaje. Para poder guardar tesoros en cajas.
(*) En 1976 el tipógrafo inglés John Lewis definió como “printed ephemera” el material impreso destinado a un propósito específico y a corto plazo. Decía que con veinte años era evocador y con cincuenta parte de la historia
Asunción Mateos Villar
¿Viajas con nosotr@s?
Puedes hacerte con un ejemplar de Bon voyage, monsieur Crespo en Cafebrería ad Hoc a partir del 27 de agosto. Es cuando el espacio cultural situado a pocos metros del hogar del último coleccionista abre sus puertas tras las vacaciones. Si no quieres esperar aquí te dicen cómo conseguirlo. Ah! y ¡Buen viaje!