Este año, como en anteriores ocasiones, formando parte esencial del recorrido belenista que muestra una serie de trabajos de gran maestría artística en los que participan diversas parroquias, asociaciones del municipio y miembros de nuestro entramado social, podemos contemplar en el Patio de Segovia el formidable belén que auspicia nuestra Casa Consistorial y que han  armado casi un centenar de personas, miembros del Grupo Scout Eslabón de Pozuelo de Alarcón pertenecientes ya a tres generaciones de pozueleros de nación o adopción. Entre ellos, hay hombres y mujeres que se conocieron de niños en sus inicios como exploradores, y ahora sus hijos  corretean ya por los pasillos del Ayuntamiento y, quizá el año que viene, vendrán a ayudarles en cualquiera de las tareas de inicio, tales como colocar las piezas de frutas y verduras una a una; desembalar las figuras y ordenarlas adecuadamente; limpiar palmeras; «barrer» la arena o rastrillar con tino la parcela de San Isidro, invitado de honor en este escenario que sigue contando con la ayuda del ángel que ara sus tierras, mientras el Santo vigila que los muchachos no se despisten con la rectitud de los surcos.

Con el planeamiento previo de la estructura que cambia cada año y que se va modificando prácticamente de enero a noviembre; el asesoramiento de los Maestros belenistas;  la mirada experta de  «Fune»  y Manolo y el control que ejerce Roberto de cualquier novedad que se pueda producir,  ahí no se desmanda ni el más pintao. El resultado final de ese esfuerzo e ilusión en común salta a la vista al contemplar como el corcho se convierte en puentes, grutas, vados y cañadas. O va cercando huertos y pastos frondosos  o poniendo freno a las desérticas arenas, y todo ello atravesado, de parte a parte, por un ejército de tornillos que, hábilmente escamoteados, dan cuerpo y sustento a tan magna obra.

Tener la fortuna de presenciar, día tras día, el desarrollo de toda esa actividad que precisa de tan buen montaje, escuchar las anécdotas de chicos y mayores que surgen al azar, o compartir la amistad que se fragua en ese breve pero intenso encuentro, da cuenta de la tamaña trascendencia que tienen estos días de confraternidad para los que en ellos se implican. Es un auténtico regalo de Navidad, que propongo experimenten cualquiera de ustedes que haya sentido en alguna ocasión el deseo de formar parte de un sueño que, a base de tesón, trabajo, y amor se convierte cada año en la mejor de las realidades.

En esos 80 metros cuadrados hay sitio, entre otros participantes, para 400 figuras; la Sagrada Familia arropada por pastores, ángeles, carpinteros, horneros, forjadores y herreros, quienes conocedores de la Buena Nueva, se acercan a visitarlos. A su alrededor, grutas, oasis, caminos palacios y cabañas donde, aprovechando las aguas cristalinas del río, instalan sus puestos de avituallamiento, de ropas y calzados o de herramientas varias; organizan sus aperos de labranza, limpian los fogones, dan de comer a gallinas, patos y gansos, abrevan el ganado y preparan otras viandas dando paso a un hermoso y entrañable paraje.

La emoción alcanza unos grados más de temperatura cuando advertimos la colorida presencia de los campos de lombardas, cerca de La Priégola y junto al lavadero de La Poza y los tenderetes de los curtidores de Pozuelo de Alarcón ¡Sí señores, también hay un cachito de cielo y tierra que cobija al Niño dentro de nuestro pueblo!

Saltamos luego hasta Egipto, dándole un cariñoso puntapié a la geografía y, aunque algunos se pregunten ¿y qué pintan los soldados del nemes  historiado, la imposible postura de perfil y la policromía hollywoodense en nuestro Nacimiento pozuelero? Pues parece ser que la culpa es de Mateo quien, si los escritos no engañan, nos dejó en su evangelio el relato de la huida a Egipto, que ustedes conocen y que hubiera cambiado el giro de la historia y los designios de Dios. Así que, con tan magna ayuda, ¡bienvenidos sean!

¡Ah, y que no se me olvide! A los que aún tengan pendientes visitar nuestro Belén sí, éste que es el de todos, les recomiendo que, de vez en cuando, se agachen hasta quedar a la altura de un niño. No pueden imaginar la belleza que encierra esta otra mirada, porque nuestros artistas han dado forma a su obra pensando en los más pequeños, y es que, a su altura, la vida discurre por otro canal. Además, ya nos lo dijo Jesús con claridad meridiana… Si no os hacéis como niños….

Amigos: ¡paz y bien!

Belenistas de pozuelo