La Casa de Vacas del Retiro presenta la primera exposición retrospectiva de David Trullo. Hasta el 15 de julio. Es su obra un encuentro fascinante del cristianismo y el paganismo, un juego constante entre lo que hubiera podido ser y lo que podemos imaginar. Que mejor que una copla: “Yo soy esa”, para hablar de género. Pero la obra de David tiene muchas lecturas. Y también se acuerda de Mari Trini: “Yo no soy esa”. Para los que creen que todo está claro.

En la Casa de Vacas del Retiro madrileño podemos ver una selección de obra de David Trullo (Madrid, 1969), de estos últimos 20 años: “Yo soy esa. Género y figura”.  Diez series modélicas en las que subyace la cuestión del género, presente en la obra de David desde sus comienzos. El recorrido se inicia con tres potentes obras, tres retratos fantásticos -autorretratos-. El artista como la Venus del espejo, la cabeza cortada del artista y el artista como cristo yacente. Luego cada obra puede leerse de muchas otras maneras. Este gusto, esta inquietud moral que une cristianismo y paganismo, que los reelabora constantemente es una de las claves de su trabajo.

Beber, aprender, jugar con los clásicos es otra de sus maneras de crear. Y en los clásicos vale todo. Así fotografía a Lorca y Dalí en la piscina del hotel Rembrandt de Tánger, en los años cuarenta. Jugando con la historia. Hubiese sido posible. En otra de las series aquellos geyperman con los que jugaban los chicos de varias generaciones, se funden con el cuerpo de los adultos. ¿Que huella dejó en ellos aquella hipermasculinidad impuesta como juego nunca inocente?

Una de las series más antiguas que vemos es “Vierzehnheiligen, Catorce Santos Auxiliares”, a los que representados con sus atributos clásicos, da una apariencia contemporánea en escenarios cotidianos. San Juan Bautista sale de la bañera, Santa Catalina posa en el salón de casa antes de partir a la escuela, San Martín se desprende de su ropa y se queda con el vaquero partido por la mitad, Santa Águeda en la cocina, San Jorge es un guardia de seguridad, San Valentín impecablemente de blanco con su blanco ramo…

Las obras seleccionadas para Casa de Vacas, han sido exhibidas en el Instituto Cervantes de Palermo (Italia), la galería Magenta 52 de Milán (Italia), la galería Q! en Glasgow (Reino Unido), el Centro Municipal de las Artes de Alcorcón, la Fundación FIART de Madrid o el Museo Lázaro Galdiano de Madrid.

Otra de las características del trabajo de David Trullo es que los modelos son elegidos entre personas de su entorno: amigos, compañeros del mundo del arte, conocidos, amigos de amigos… Con lo que va creando un mapa de sus coetáneos. Es muy divertida la serie que dedica a ficticias portadas de revistas, todas se llaman “hombre” o “mujer” en distintos idiomas, y los retratados siempre están travestidos. O en la famosa “Coined/Acuñados” en la que recrea monedas del imperio romano, y cada uno de los emperadores es un rostro actual.

La canción “Yo no soy esa” puede leerse también como reflejo del complicado status del artista en los tiempos que nos toca vivir. David Trullo hablaba en Telemadrid de la indefinición del “esa”. Hablaban de Isabel Pantoja, aunque a mi la canción siempre me suena en la voz de Juana Reina.

La exposición acaba con una serie especialmente inquietante. En ella la ironía permanente de David, su elaborado sentido del humor, alcanza cotas muy altas. Ya sabemos que amor y guerra son parte ineludible de la vida. Pero él consigue que unos inocentes pintalabios tengan todo el poder simbólico de los misiles. Nombra inocentes barras de labios con los nombres de operaciones militares estadounidenses: Infinite Reach, Desert Storm o Enduring Freedom. Así es su obra: cuando se viste de banalidad, lleva cargas explosivas dentro. Lo oculto es muy importante. Lo que no se dice. Lo que se da por hecho.

Una exposición para pasear, descubrir, aprender, disfrutar. Cada serie se acompaña de un texto que la analiza y explica. Comisariada por Pablo Peinado para Transexualia, la asociación organizadora, que el año pasado celebraba su 30 aniversario.

David Trullo realizó su primera exposición individual en El Foro de Pozuelo en 1995.

Jesús Gironés

Imagen de apertura: David Trullo, su madre Vicky y Pablo Sola. Fotografía de Josep M. Navarro Canut
Imagen de cierre: David con Helena Hernández, una de sus modelos