Dicen las responsables de Kalzza que esta vez han querido regresar a la infancia. Porque son de la generación del anuncio del turrón y se siguen emocionando con la cancioncilla. Porque al calor del hogar, con los suyos, han vivido muchas Navidades. Algunas blancas. Como la nieve del tejado de su creación inspirada en las casas victorianas. Y en Peter Pan.

La máquina de los sueños con la que se llevaron dos premios en la pasada edición del Concurso de Escaparatismo Navideño -El segundo y el Popular- les ha servido para hacer realidad otro, más entrañable.

Hace meses que Conchi y Yoli imaginaron su tejado navideño de estilo inglés. Pero, por diferentes circunstancias, este año no han tenido tanto tiempo como el pasado para construirlo. Cualquiera lo diría al ver su obra de cerca. El truco está en que han contado con el asesoramiento de su padre. Aunque Félix está jubilado conserva intactos los conocimientos de toda una vida dedicada a la albañilería. Y no hay tejado que se le resista por muchas aguas que tenga.

El desván de Kalzza es un delicioso conjunto arquitectónico levantado, sobre plano, con mucha ilusión y planchas de poliestireno, cartón pluma, papel pintado a la tiza y espuma de poliuretano virada al blanco gracias a nieve artificial, pincel y secador.

Las ventanas son de metacrilato y están rematadas con elementos naturales autóctonos. Sus cortinas de tela roja, recogidas con cordón dorado, enmarcan tres escenas navideñas que contagian ternura; un reno atrapado en luces navideñas, una niña que despierta al escuchar ruido en la chimenea y un niño a lomos de su caballo de madera.

Alguien está tratando de bajar por el hueco con un saco que contiene cajas de diferentes tamaños y paquetes blanditos. Son zapatos, zapatillas, bolsos y complementos.