La exposición de la Policía Municipal en el sótano de su sede en San Juan de la Cruz no es exactamente el primer museo de Pozuelo de Alarcón porque no está abierta al público pero responde con exactitud a su primera definición en el diccionario de la RAE: institución de carácter permanente que adquiere, conserva, investiga, comunica y exhibe para fines de estudio, educación y contemplación conjuntos y colecciones de valor histórico-artístico, científico y técnico o de cualquier otra naturaleza cultural. Los agentes Paco y Marco se han encargado de reunir uniformes, armas y objetos así como a recuperar el nombre y la memoria de los agentes que recorren la historia de quienes tienen por patrona a Nuestra Señora del Remedio. Desde sus orígenes. Cuando comienza a trabajar el primer guardia urbano de la localidad, Alejandro Sanz Sacristán. Entre sus piezas más originales están la motocicleta con la que se patrullaba en los años ochenta y el uniforme de embarazada de su compañera Carolina. Hay más material, de oficina y calle, salpicado de fotografías en blanco y negro y en color. Como la vida misma.

Dice Marco Ruiz que en el cuerpo todos son conscientes de la necesidad de poner en valor su trabajo y encuentra en el título de la película de Agustín Díaz Yanes la justificación a la existencia de la exposición permanente que ha montado en conjunto con su compañero Paco Matesanz y la colaboración de vecinos, agentes jubilados y en activo y sus familias: “Nadie hablará de nosotros cuando hayamos muerto”. Esta labor museística se encuentra impulsada e interesada en la actualidad por el inspector jefe Francisco Ugena.

  

Lo cierto es que hay mucho que contar. Su historia se remonta al 1 de abril de 1952. Ese día comienza a trabajar el primer guardia urbano de Pozuelo de Alarcón. Se llamaba Alejandro Sanz Sacristán y prestó sus servicios durante cuarenta años convirtiéndose en el primer Jefe de la Policía Local. Hasta su llegada, y la de otros, quienes velaban por la seguridad eran alguaciles y serenos que además se encargaban de apagar el alumbrado público.

En la década de los cincuenta la población de Pozuelo de Alarcón rondaba los 20.000 habitantes y los primeros guardias fueron el embrión de la actual policía de barrio. Tenían una relación muy estrecha con los vecinos y realizaban todo tipo de tareas con escasez de medios y precariedad en las condiciones laborales.

Después, debido al notable incremento poblacional, aumenta el número de efectivos policiales. Este hecho coincide con la llegada de la democracia y grandes cambios de las leyes en materia de seguridad. A mediados de los ochenta un sargento, cuatro cabos y veinticinco agentes, que incorporan a sus labores la de Seguridad Ciudadana -hasta entonces cometido de la Guardia Civil-, forman parte de la plantilla de la recién nacida Policía Municipal.

Gran transformación

Es la época de las primeras dependencias en la calle de la Iglesia, de la especialización y del incremento de las dotaciones. También del oficial jefe Fernando Ruiz que en 1988 llegó desde la Policía Municipal de Madrid con una visión más amplia y la experiencia como grado haciéndose cargo de la Jefatura del Cuerpo. Bajo su mandato se incorpora la mujer, se crea una nueva estructura con una unidad de tráfico compuesta íntegramente por motoristas y se potencia la elaboración de Atestados por accidentes de tráfico y alcoholemia. También arrancan las primeras charlas en colegios sobre Educación Vial.

Los noventa son los años de la gran transformación. La Policía Municipal de Pozuelo comienza a informatizarse y a trabajar con las primeras versiones del programa de gestión policial GESPOL que a día de hoy se sigue utilizando actualizado. El parque de vehículos crece y se mejoran las comunicaciones para mejorar el servicio y la seguridad de los agentes. También se produce el traslado a unas nuevas dependencias más amplias y modernas dentro del propio edificio del Ayuntamiento y se conmemora por primera vez el Día de la Patrona.

Con la llegada del nuevo siglo se incrementa el número de policías y surgen nuevos cambios en la jefatura y las unidades. Con José Antonio Aldama nace la de Policía Judicial y un nuevo organigrama más acorde con una plantilla que supera los cien agentes tras la incorporación de los procedentes del proyecto BESCAM de la Comunidad de Madrid.

En el año 2008 se inaugura el edificio independiente de la calle San Juan de la Cruz, con una de las mejores galerías de tiro de la región. La policía municipal recibe la certificación de calidad ISO 9000 y con el oficial jefe Francisco Caletrio surgen los nuevos uniformes, rotulaciones de los vehículos patrulla y dos especializaciones más: la unidades del menor y canina.

Después vino la jefatura de Sonia Rodríguez que junto a Julián Santiago y Víctor Muñoz también fueron jefes de policía municipal.

Detectives

La tarea de recopilación de material realizada por Paco y Marco expuesta en una habitación del sótano de las dependencias municipales y en pasillos adyacentes es digna de admiración. Los dos son aficionados al coleccionismo y han aprovechado esa pasión para convertir la muestra en un homenaje a los suyos con un objetivo solidario. Regalar el pedacito de historia que han recuperado a los vecinos.

El material recopilado por los detectives Matesanz y Ruiz que se aloja en una pequeña sala, a la que unos pocos privilegiados hemos tenido acceso, merece convertirse en retrospectiva abierta al público en cualquiera de los espacios culturales de Pozuelo de Alarcón. No sólo porque refleja fielmente la historia del cuerpo desde su nacimiento -con nombres y apellidos- sino porque va más allá gracias a la investigación y a la implicación de expertos en la materia que, como Alfonso Ruiz, Archivero Municipal, han querido aportar su granito de arena. Gracias a su colaboración se ha podido componer una lámina con los nombres de todos nuestros ángeles de la guarda desde 1912 hasta la actualidad y exponer las copias de documentos antiguos como un decreto de 1936 por el que se arma a serenos y vigilantes.

La reina del lugar

Hablando de defensas. La colección de armas que se exhiben en las vitrinas de la exposición permanente de la Policía Municipal es extensa y se completa con guarnicionería y cartucheras. Desde las primeras pistolas de los años ochenta a las réplicas de las actuales. También encontramos bastones de cuero y de goma y las actuales porras extensibles. Además de variopintos grilletes, alcoholímetros, sonómetros, radares, medidores…

La muestra de uniformes es otra maravilla. Los hay de todas las épocas, de verano e invierno, y están rematados con gorras, cascos, chalecos, botas cinturones y alfileres. Llama especialmente la atención un abrigo del compañero fallecido César y el peto de embarazada que perteneció a la agente Carolina.

Tanto como la Guzzi V50 de 1982 que preside el conjunto y que, sin duda, es la reina del lugar.

El deseo de Paco y Marco es que, algún día, esta muestra se convierta en patrimonio municipal. Para uso y disfrute de vecinos y visitantes.