Lo de los populares era la crónica de una victoria anunciada. La candidatura encabezada por Paloma Tejero ha sido la lista más votada en las elecciones municipales del domingo 28 de mayo. Con 27.576 papeletas y un porcentaje cercano al 56%. Casi 10.000 más que en 2019. El objetivo del Partido Popular era recuperar, como en la película de Spielberg, la mayoría absoluta perdida. Para convertir Pozuelo de Alarcón en el referente del sur de Europa en calidad de vida. Eso dijo la futura Alcaldesa cuando presentó a su equipo en Prado de Somosaguas. Consciente, desde el primer momento, de que era ahora o nunca.
Que los votos que ha perdido Ciudadanos Pozuelo han ido a parar al Partido Popular es un hecho. En los últimos meses la renovación naranja se ha convertido en canto de cisne. Los de la lista encabezada por Óscar Barja y Pilar Ulecia diseñaron una campaña dirigida a votantes de centro en una ciudad muy polarizada. Aunque eso no se refleje en las urnas. También a los desencantados con el bipartidismo. Pero aquí no han gobernado otras siglas que las del PP -o AP- salvo en los tiempos de calles sin asfaltar y barrios sin farolas de Juan Carlos García de la Rasilla. Y de eso hace casi medio siglo. Era muy difícil pero tiraron de ilusión, de Johanna y de planteamientos lógicos basados en la escucha activa. Pero sus vecinos han hecho oídos sordos. Hoy han regresado a su trabajo -todos lo tienen- con cierta tristeza pero orgullosos del esfuerzo realizado y los 1.436 apoyos recibidos.
De polarización saben mucho los socialistas. Llevan décadas en la oposición pero no arrojan la toalla. Como ellos dicen seguirán peleando por acabar con la desigualdad y por cambiar Pozuelo de Alarcón. Seguros de que otro modelo de ciudad es posible. Han pasado algunas legislaturas desde aquella en la que se acercaron tanto a los populares que alguno vio peligrar el bastón de mando. Pero nunca más y el porque fuimos somos y porque somos seremos que sonó en su acto central de campaña celebrado en el centro del pueblo -hasta la bandera por cierto- no ha despertado el interés de nuevos votantes ni de los que, según Ángel González Bascuñana, siguen depositando su confianza en los mismos por tradición. El resultado para los socialistas -6.487 votos- ha sido malo y han perdido un representante. Esto también es un hecho.
Vox Pozuelo ha obtenido cerca de 8.000 papeletas que se traducen en cuatro concejales. Mantienen el actual número de ediles en la corporación pero el crecimiento no ha sido ni de lejos el esperado. Porque 1.500 votos más en cuatro años, desde su llegada, no es para saltar de alegría. Ya se lo decía yo a Ignacio… que a ti los vecinos te dicen una cosa y luego hacen otra. Ainhoa García, cabeza de lista, podría ser la nueva portavoz del grupo en el Ayuntamiento. Es una chica muy maja y ha estado a pie de calle durante toda la campaña electoral. Pero no ha sido suficiente.
Patricia Cabal, de Somos Pozuelo, también ha participado estos días en una auténtica yincana pero casi 2.800 votos no han servido para que su segundo, Manu Alonso, pueda acompañarle los próximos mil cuatrocientos y pico días. Tendrá que seguir proponiendo en solitario y sin grupo político. Como está acostumbrada no le va a resultar difícil. O al menos no tanto como cuando entró en el Ayuntamiento por primera vez.
Para varios de la lista del Partido Popular será también su estreno en el consistorio. No es el caso de Félix Alba que igual ejerce de cicerone. Además de no perderse por el edificio que antes fue convento conoce bien lo que hay fuera; a la ciudad y a sus gentes. Podría parecer que lo suyo es pan comido pero no lo veo yo tan claro.
Tampoco va a ser fácil para Paloma Tejero que, veintidós días antes de las Elecciones Municipales, en el acto de las ganas y el poder de la gente, para presentar al que denominó su dream team, hablaba de la necesidad de conseguir la mayoría absoluta para gobernar con tranquilidad y situar Pozuelo de Alarcón en lo más alto. Ahora que lo ha conseguido -diecisiete es el número mágico y Juanma mi alegrón de anoche- pondrá en práctica la que anunció como única receta: aplicar las políticas del PP.
Me gustó lo que dijo sobre que no quería vencer sino convencer ni que los vecinos votasen su lista por costumbre. Aunque eso nunca lo sabremos. Habría que preguntar a 27.576 empadronados.
Y yo, sinceramente, con el seguimiento de la campaña electoral y la cobertura informativa de los actos que están por venir tengo más que suficiente.
Asunción Mateos Villar