Tomás Pérez Ayuso y Zlatan están viajando a Viena para participar en el campeonato del mundo de Agility, un deporte canino que en la última década ha vivido una auténtica revolución. Ahora el diseño de las pistas es más seguro y se adapta mejor a las condiciones físicas de los perros. Zlatan es un atleta. Aunque le viene de casta -su abuela Angie y sus padres, Tibet y Deby- sigue la dieta BARF y mantiene un estado de forma que asusta. Sobre todo a los competidores. También Tomás es «casi» un atleta. Por exigencias del guion y con ayuda de un nutricionista. Ambos combinan muchas horas de entreno con su labor de profesores en la Agrupación Deportiva Agility Pozuelo y se ponen en manos de un fisioterapeuta. Zlatan una vez al mes. Tomás cuando se lo pide el cuerpo. El suyo; el nuestro, es el único club que ha hecho doblete ganando en 2019 y 2021 el campeonato de España de RSCE por equipos. La pandemia les arrebató el triplete. Pero han regresado con fuerza a la competición y el pasado mes de agosto se trajeron del centro hípico El Asturcón de Oviedo los trofeos que les acreditan como campeones de España en la categorías individual y subcampeones por equipos. Lo que para Tomás comenzó como una afición se ha convertido en una forma de vida. Que además le permite conocer mundo. En Bélgica compitieron en el Campeonato de Europa, consiguieron saltar a la final y fueron el mejor participante español de su categoría. Hace unas horas se subían a su cámper. Les esperan 2.400 kilómetros de carretera y los mejores “agiltys” del planeta.
Conocí a Tomás a través de David, un amigo común que este verano se ha convertido en estrella mediática gracias a un brindis al sol. De eso hace ocho años. Meses antes había creado, con su amigo Ricardo Santolaya, la Agrupación Deportiva Agility Pozuelo y competía con su perro Hannibal del que tuvo que despedirse para siempre hace cinco años. Yo trabajaba por aquel entonces en otro medio digital y me propuse descubrir a los lectores los secretos de un deporte emergente que comenzaba a abrirse camino en nuestro país siguiendo la estela de Alemania donde está consolidado.
El reencuentro en el Bar Júpiter, un clásico del pueblo, resultó de lo más agradable. Charlamos tranquilos de agility y muchas más cosas. Tomás ha perdido peso y está estupendo. Tiene unos ojos preciosos con los que también habla -prácticamente de todo- y la suerte trabajar desde hace más de veinte años en la misma empresa, Doduco España, en el polígono industrial de la Estación. Eso le permite adaptar su jornada laboral a la faceta deportiva. Siempre ha vivido y trabajado en Pozuelo de Alarcón. Solo sale de aquí para ir a entrenar con su perro e impartir clase en Móstoles donde, por cuestiones de disponibilidad, se encuentran las instalaciones de la agrupación deportiva que preside desde los comienzos. Bueno… y para competir. Es tal la pasión que siente por los perros que, aunque tiene pareja y edad para ser padre, bromea diciendo que su madre solo tendrá nietos de cuatro patas. De hecho tiene claro que Zlatan terminará su competición al máximo nivel el próximo año y ya está pensando en un relevo generacional.
El más listo del planeta
Mientras tanto los dos siguen compitiendo al más alto nivel y han tenido un verano ajetreado del que han salido airosos. Sobre todo teniendo en cuenta que la Agrupación Deportiva Agility Pozuelo no recibe subvenciones a pesar de los logros alcanzados. Muchos y con esfuerzo y constancia. Que no les impiden formar a otros perros y a sus guías. Lo de Tomás más que una afición es un modo de vida. Siempre con un Border Collie a su lado porque dice que, además de contar con una genética de deportista de élite, es el más listo del mundo. En el último mes ha preparado a Zlatan para ser también el campeón del ídem.
En Austria no se lo van a poner fácil. Tendrán que competir varios días, del 21 al 25 de septiembre, representando a la Selección Nacional, con los mejores canes de su categoría (large) y aunque el actual campeón del mundo es ruso y no participa -por las razones que todos conocemos- los de Croacia, Austria o Alemania, donde existen unas 10.000 licencias, van a salir a ganar. Cuentan con ello, conscientes de que lo hacen por amor al deporte. En el mundial no hay premios en metálico; solo trofeos, escarapelas y algún regalo de los patrocinadores.
A Tomás eso nunca le ha importado porque destina una parte de su sueldo a conocer mundo y a salvar junto a Zlatan, con velocidad y potencia, decenas de obstáculos. Por eso, se ha comprado una cámper a la que acaban de subirse para desplazarse a las orillas del Danubio. “Pase lo que pase en Viena conseguiremos prestigio. Siempre nos hemos sentido orgullosos de llevar el nombre de Pozuelo de Alarcón a las competiciones internacionales pero echo de menos algún reconocimiento por parte del Ayuntamiento”.
Que seguro va a llegar. Antes… ¡Que los jueces repartan suerte!
Asunción Mateos Villar