La realidad no siempre es fácil,  volver a ella cuesta. Tengo amigos que siguen sin salir de casa. Algunos pozueleros me han acompañado virtualmente: Ramón Buenaventura, AnaMusma, Patricia Arenillas, Juan José Granizo… Y al salir me encuentro con el cierre de Cafebrería ad Hoc y el derribo definitivo de El Foro. Pero la vida sigue y que lo celebremos.  Aunque sea con mascarilla.

Yo que he sido de los que ha disfrutado el enclaustramiento, ahora me siento perdido. La energía acumulada se ha desvanecido y las preocupaciones crecen. Me sentía fuerte y protegido, y ahora me siento más débil, frágil. Mi primera entrada a Puerta de Hierro tras finalizar el estado de alarma me ha dejado la sensación de estar en un hormiguero caótico dónde es imposible guardar las distancias, eso si, todos con mascarilla, y desinfección de manos previa.

Recupero algunas historias de instagram. Cierta intimidad se abrió en las redes. Me encantó una foto de Ramón Buenaventura con unos pantalones fantásticos, que solo podía usar para estar en casa. Le hubiera pedido que se los pusiese el día de nuestra cita en Cafebrería ad Hoc. Ya no será posible.

“Vereda del Gamo” es uno de los primeros libros de Ramón que leí. Y creo que es la única calle de Pozuelo de Alarcón que tiene un libro con su nombre.

Ramón Buenaventura es un escritor impresionante, tendría que pensar mucho para poder adjetivarle. Uno de los grandes y “raro” de su generación. Premio Nacional de Traducción también. Además tiene gran parte de su obra, y sus traducciones de la obra de Rimbaud, biografía también, en internet, con acceso libre.

La artista AnaMusma fue publicando su trabajo “estas son nuestras raíces”. La falta de peluquerías y el relajamiento de las rutinas dió origen a un proyecto que va mas allá, y no olvida las implicaciones sociales.

Patricia Arenillas continuó con su curso de feminismo, que impartía en la Cafebrería, y lo hizo de forma online. Y Juan José Granizo, médico y virólogo, llamaba la atención sobre la insolidaridad y peligrosa actitud de los positivos asintomáticos del coronavirus. Para mi asombro, en una de mis primeras salidas, abandonábamos una terraza con nuestras mascarillas y unos “jóvenes” se rieron de nosotros por llevarlas. Inaudito.

Son pequeñas historias de lo que hacemos cuando nos encerramos como monjes y monjas, como si no hubiera mañana, y comprobamos que el tiempo cambia, y nosotros también.

Estos días de vuelta a la calle nos han traído la triste noticia del cierre de Cafebrería ad Hoc. Ese espacio maravilloso que surgió hace tres años escasos y llenó nuestras vidas de libros, conversaciones, exposiciones, buenas compañías, encuentros, reencuentros… Ya tendremos tiempo de hablar del lugar que Lola Vivas montó para deleite de los amantes de la cultura.

Casi me parece una metáfora que el viejo edificio de El Foro haya acabado derruído por una grúa estos días… En las paredes de su sala de exposiciones vimos obras de Genovés, Paluzzi, Vaquero Turcios, Molezún, Amadeo Gabino, José Luis Sánchez, Marcoida, Bellido, Ute Kadner, Antonia Valero, Juan Calonje… por citar solo algunos de los que ya solo nos acompañan en nuestra memoria. Empezó sus actividades en 1978, y su última exposición se desmontó en enero de 2016.

Jesús Gironés
Diseño de portada/apertura: Angelika Steiner

Ramón Buenaventura

Luis Alberto de Cuenca, Lola Vivas -fundadora y directora de Cafebrería ad Hoc- y Benicio Huerga