El que fuera tramoyista antes que constructor nace en un pueblo de Toledo en 1927. En el seno de una familia numerosa dedicada a cultivar tierras y cuidar ganado. Este año se cumplen 20 del fallecimiento de Ángel Barajas pero muchos vecinos le recuerdan. También una calle situada en el corazón de la Estación; el barrio que acaba de celebrar sus Fiestas Patronales.

El constructor y su familia

Casa de Ángel Barajas en la Estación

La calle desde arriba. Google Maps

Lindos reflejos. El desaparecido palacete obra del arquitecto Nino Nanetti

Ángel Barajas se traslada con su madre, Jorga, y sus cinco hermanos a Madrid a los pocos meses de estallar la Guerra Civil. Su padre era preso político. Llegaron con lo puesto y Ángel empezó a trabajar en todo lo que salía. Fue fontanero y tramoyista antes de encontrar su verdadera vocación dentro del ramo de la construcción: encofrador.

En los años cincuenta del siglo XX contrae matrimonio con Blanca González, una joven catalana que trabajaba en el taller especializado en diseño de botones de alta costura que su padre tenía en Madrid. Su madre había muerto en 1936.

Al poco de casarse adquiere un terreno en Carabanchel donde levantar su primera obra como constructor, un hogar para su familia. Aunque lo consigue aquella casa no fue la residencia habitual del matrimonio que, por motivos laborales, comienza a recorrer de norte a sur la geografía española con sus pequeños Ángel, Antonio y Blanca.

Poco a poco Ángel Barajas se convierte en constructor de reconocido prestigio y su experiencia le lleva a levantar varias naves en el puerto de Santander. A los equipamientos portuarios se unieron después viviendas en Torrelavega y Suances. De ahí a Málaga para llevar a cabo diferentes obras en el puerto y en el faro. Y en Fuengirola y Boliches también dejó su impronta en construcciones de uso residencial y comercial.

El ajetreo duró un tiempo. Después Ángel Barajas se trasladó a Madrid donde llegaron nuevas ofertas laborales: los edificios Feygón en Chamartín, naves en la Terminal 1 del aeropuerto Adolfo Suárez – Madrid Barajas, construcciones cercanas a la sede de RTVE en el Paseo de la Habana… hasta que compró un terreno cerca de la estación de RENFE de Pozuelo de Alarcón.

Del pantalón corto al traje

Ángel Barajas pasó muchos años acudiendo a la obra en pantalón corto y cuando alguien le hacía un comentario sobre su indumentaria contestaba: “el día que me ponga el traje no me lo volveré a quitar”. Y ese día llegó. En el barrio de la Estación de Pozuelo construyó viviendas en bloque en los años setenta del siglo XX sobre la parcela que compró a María Teresa de Michelena y Forcater, viuda del médico Francisco Angulo.

La antigua villa de recreo desapareció y en su lugar crecieron tres bloques de pisos con bajos comerciales y garajes que transformaron el casco urbano. Con los tablones de los andamios utilizados para su construcción se montaba la plaza de toros cuando llegaban las Fiestas; justo cuando los Gigantes y Cabezudos salían de su local en el Mini Centro donde permanecían el resto del año.

Como consecuencia del proyecto de urbanización de la finca se abrió una calle nueva, entre las de Benigno Granizo y San Antonio, que desde entonces lleva su nombre.

Su hogar estaba un poquito más arriba, en la calle El Pilar, en un solar permutado detrás de palacete con aspecto de fortaleza llamado “Lindos reflejos”, obra del arquitecto Nino Nanetti, en el que residían unas religiosas que pocas veces se dejaban ver.

Asunción Mateos Villar