Hace un siglo las Fiestas del Carmen eran las fiestas de la colonia. Los periódicos recogían en sus páginas de ecos de sociedad algunas estampas de los festejos que organizaban las familias Ulecia y Peñalver en un pueblo al que algunos se referían como el Versalles de Madrid. Décadas después el cura párroco procesionaba en el coche fúnebre. Hoy el recorrido es más corto y a la Virgen se la sigue a pie.

Como escribía el cronista de ABC en julio de 1902 las fiestas de entonces eran religiosas y profanas. Incluían misa, procesión y baile. Como ahora pero sin cucaña.

Parece ser que a los festejos de la colonia de la Estación, en honor a la Virgen del Carmen, acudía en tren lo más selecto de Madrid. Distinguidas señoritas y elegantes caballeros que se unían a ilustres veraneantes. Juntos instauraron la costumbre, hoy más viva que nunca, de sentarse en la pradera.

A las pruebas gráficas, pertenecientes a los fondos de la Biblioteca Digital de Pozuelo de Alarcón, me remito.

Asunción Mateos Villar
Recortes de Prensa: Biblioteca Digital de Pozuelo de Alarcón