Hace un rato que he colgado el teléfono. Pero todavía tengo decenas de canciones revoloteando por mi cabeza. Siento debilidad por la radio y siempre me ha parecido la mejor herramienta para transmitir emociones. En tan sólo media hora Fernandisco me ha regalado una clase magistral de comunicación y música. Me he quedado con ganas de más. Seguro que como quienes acuden a sus conferencias sobre liderazgo y se encuentran con filosofía de vida en joyas como Let it be de The Beatles o Step by Step de Whitney Houston. Revisando otra -de Stevie Wonder- yo sólo llamaba para conocer los detalles del show que esta noche conduce en la plaza del Padre Vallet y que incluye los directos de Nacho Campillo y Danza Invisible.
Fernando Martínez tenía quince años cuando se enamoró de las ondas. Comenzó en Radio Barcelona llevando café a Constantino Romero. El duende de la radio actúo sin contemplaciones. Varias décadas, programas -como Del 40 al 1 o El Gran Musical– y emisoras después el enanito verde sigue en forma e inasequible al desaliento.
Fernandisco presenta Qué! Morning en Qué! Radio. Es un programa despertador poco convencional donde la música es la estrella y el objetivo hacer feliz a la gente. Hoy el comunicador, nacido en Barcelona y afincado en Madrid desde hace tres décadas, ha diseccionado el álbum Diamonds & Pearls de Prince en la sección Qué! Disco y ha pinchado El 7 de septiembre de Mecano. De paso ha conseguido que muchos corazones latieran con fuerza.
El suyo lo hace teniendo a su lado seres humanos a los que admira. A lo largo de su trayectoria profesional se han cruzado en su camino maestros como Joaquín Luqui y artistas como Freddy Mercury con quien pudo intercambiar minutos de impresiones en torno a la ardua y alucinante grabación de Bohemian Rhapsody.
Porque cree que en todas las emisoras musicales se escuchan las mismas canciones le ha dado una vuelta de tuerca a la selección huyendo de las más conocidas y pinchadas. O con extractos de guitarra. Lo suyo y los de Qué! Radio es otro aire. Que se respira nada más sintonizar.
Con ese soplo fresco llega Fernandisco a Pozuelo de Alarcón. Y con cientos de discos bajo el brazo. Para volar a Studio 54 en Nueva York y bailar a todo funky. Como los novios e invitados de una boda en Qatar. Para sorprendernos con bandas sonoras inolvidables. Para repasar la música en español de las últimas décadas del siglo XX.
Será un viaje de ida y vuelta porque avisa: la nostalgia es algo que sólo se debe practicar de vez en cuando. Esta noche toca. Después el comunicador se retirará de la mesa de mezclas y se marchará a casa, con su mujer y sus hijos, para seguir siendo un tipo normal.
Asunción Mateos Villar