Medio centenar de comercios de Pozuelo se preparan para dar a conocer sus productos en la tercera edición de la feria del regalo navideño organizada por el Ayuntamiento. En el bulevar de la Avenida de Europa. Lejos del árbol que, como cada año por estas fechas, se planta en la plaza y que desde su llegada luce idénticos lazos y cajas. Para que no se sienta tan sólo una tarde alguien canta bajo sus ramas y aprieta un interruptor para encender una iluminación navideña que no responde a la esperada en una gran ciudad. El mercado con casetas adornadas, luces de colores, paisajes de invierno, puestos de castañas y animación lo dejamos para otros lugares con más presupuesto, imaginación y, sobre todo, ganas.
Si ya es extraño que se monte una feria del regalo navideño un mes antes del comienzo de la Navidad todavía lo es más que se organice en dos turnos cuando el número de establecimientos participantes -cincuenta- representa a una mínima parte de los comercios de Pozuelo. No menos llamativo es que las casetas cierren sus ventanas a las 20:00 horas y que la única diversión que se ofrezca a los visitantes sea un castillo hinchable los días 24, 25 y 26 de noviembre.
Dice la página web del Ayuntamiento que la feria representa un espacio de oportunidades para los clientes y un escaparate ideal para mostrar (copio y pego) el enriquecido, variado y exclusivo tejido comercial con el que cuenta Pozuelo de Alarcón. Pues si todo eso se refleja en un pequeño tramo del bulevar convertido en centro neurálgico que venga Papa Nöel y lo vea. Si no puede, porque aún no tiene el trineo preparado, que lo hagan sus Majestades de Oriente. Que para eso son magos y pueden recurrir a la bola de cristal.
Quizás encuentres una con nieve dentro en alguno de los puestos que, al menos este año, son de madera. Pero tengo mis dudas. Lo que podrás comprar seguro, en el primer turno, es aceite, ropa y flores y si te pasas en el segundo zapatos, productos sin gluten y belenes artesanos.
Hablando de belenes. Me acuerdo del viviente que se montaba junto a los soportales, bajo la estrella que guiaba a los Reyes, con burrito y un ternero de la granja Priégola… Mientras golpeo el teclado, desde un rincón de mi azotea, abrigadita y con un virus que se resiste a dejarme, me siento más nostálgica que de costumbre; que ya es decir.
Quizás me está abandonando el espíritu navideño. O tal vez tenga que buscarlo lejos de casa. Para mí que va a ser eso.
Asunción Mateos Villar