Llevan veinticinco años saliendo como peña aunque no está registrada ni tiene estatutos. Son un grupo de amigos que crece y se multiplica. Las nuevas incorporaciones llevan al cuello una L de prácticas y se bautizan -o mejor, les bautizan- con huevos, harina o cacao. Sólo salen el día siguiente a la procesión de la Virgen de la Consolación porque es festivo en Pozuelo. De ahí su nombre.
Algunos de los integrantes de Los Lunes pertenecieron a otras agrupaciones vinculadas a las fiestas patronales. Como Pepe o Juanma, amigos de la infancia que, siendo unos chavales, formaron parte de Los Mingas, la peña más antigua de Pozuelo.
Es una peña masculina que viste con polo blanco adornado con los colores de la bandera de España en mangas y botones. Sacan a pasear el sencillo uniforme -también patrocinado- un día al año aprovechando que es fiesta local porque trabajan el resto de la semana. La mayoría de los que componen la peña Los Lunes tienen su empresa o desarrollan su profesión en el pueblo y son devotos de la Virgen de la Consolación.
Comienzan la jornada con el encierro y un desayuno a base de huevos con jamón o torreznos, visitan los bares tradicionales, acompañados por su charanga, pasando por La Inseparable y comparten comida de hermandad en un conocido restaurante del pueblo. Luego disfrutan de la sobremesa jugando al mus, contando chistes o cantando coplas. También recordando viejos tiempos.
Esos en los que no bailaban con la Alcaldesa -porque era Alcalde- y saboreaban al aire libre, en la terraza del desaparecido Venus, unas paletillas de cordero que antes habían comprado en el matadero municipal y asado en el horno de Atilano. Solían completar el menú con sus famosas empanadas y lo regaba con buenos caldos de la tierra. Después ayudaban a Julio a recoger todo y se marchaban juntos a los toros.
Asunción Mateos Villar

Juanma del Castillo y Pepe Jaenes. En 1974 y en 2014.

El desayuno y los novatos
