Porque Machado tenía razón y se hace camino al andar doy los primeros pasos. Sin preocuparme por alcanzar la meta. Serena y disfrutando del paisaje. Con la ilusión de una niña con zapatos nuevos recupero la cabecera que nacía hace más de tres décadas de la mano de Jesús Mora y que nunca debió marcharse. Adiós a la afonía.

Meses después de la ausencia de mi maestro y tras un tiempo escribiendo en páginas ajenas hoy abro la primera de mi cuaderno digital. Decía Jesús Hermida que un periodista es un contador de historias solemnes, importantes, escuetas, ridículas o malas… pero historias.

Las primeras las conté hace veinticinco años en un estudio de radio de la madrileña calle Oquendo. Luego vinieron otras que surgieron en el paseo del Pintor Rosales y en Las Rozas. Todas ligadas al micrófono y el revox, los teletipos, las grabadoras modelo casete y los pesados teléfonos portátiles.

Algunas de aquellas historias, marcadas por la inmediatez del medio, lo mismo nacían en un taxi que en el banco de un parque que detrás de un macetero. Esas las escribía a mano en hojas de cuaderno. Cuando dejaba de ser reportera lo hacía a máquina en cuartillas con calco y logotipo.

A mediados de los noventa, ya en La Voz de Pozuelo, mis creaciones aparecían en una pequeña pantalla de Macintosh y con los años en otra más grande con aire espacial. Para luego saltar  al papel.

Otro punto de vista

Aprovechando que hoy todo es móvil (teléfonos, ordenadores, tablets) pongo en marcha un espacio on line propio para seguir contando historias “cocinadas a fuego lento” y repartidas en secciones que, a excepción del suplemento cultural “El Foco” (la niña de mis ojos), no se parecen a las convencionales.

Te animo a descubrirlas cuando y donde quieras.

Asunción Mateos Villar