¿Conoces algún Hotel Boutique? “La Casa del Comendador” es uno de ellos. En pocos meses abrirá sus puertas en el casco histórico de Navalcarnero. Pilar Lucas es vecina de Pozuelo de Alarcón y su responsable de comunicación. Nadie mejor que ella para descubrirnos los secretos del alojamiento tranquilo.
La vida frenética de gran ciudad, las actividades profesionales insaciables que se alimentan de nuestro tiempo y hasta de nuestra vida… A menudo deseamos dar un vuelvo completo; frenar el ritmo. Por necesidad física y psíquica.
La evolución surgida estos últimos años en relación a los hoteles con encanto y hoteles rurales nos hace prever para ellos, un futuro mágicamente alentador. Cuando hablamos de hoteles con encanto no nos referidos solamente al pequeño hotel situado en un sitio singular o un entorno natural. Muchos de ellos se encuentran en las ciudades más importantes del planeta.
Los llamados “Hoteles Boutiques” se han convertido en el remanso de paz ansiado por quienes buscan en ellos, no sólo el placer del descanso sino también el rescate de lo más tradicional. De nuestros usos y nuestra cocina. Poniendo énfasis en lo más adecuado, según la ubicación o las características del lugar.
Tanto los turistas como los viajeros de cualquier tipo y, con ello me refiero a viajes de negocio, reuniones de empresa, escapadas de fin de semana y otras muchas variantes, intentan identificarse con el sitio al que pertenecen y se afanan en buscar estos universos “cuasi” perdidos que son los Hoteles Boutiques.
Un mundo de sensaciones
Tienen un sello identificador que va desde la búsqueda de sabores para experimentar nuevas sensaciones gastronómicas a la conservación de la esencia del lugar para proporcionarnos un mundo de experiencias físicas y sensoriales únicas. Esto tiene que ver con el auge de este tipo de alojamiento en los últimos años y con la victoria del turismo de medio-alto standing.
Productos singulares; habitaciones distintas y originales; decoración exquisita; y en muchas ocasiones, arquitectura propia y diseño elegante, salpicados de numerosos detalles, el gusto por lo bien hecho, la sorpresa, las sugerentes estancias, la belleza del entorno -en unas ocasiones rural en otras urbano- hacen de los Hoteles Boutique destinos inigualables para el viajero.
El término se acuñó en Europa, en los años 80, para referirse a aquellos hoteles con ambientes íntimos y poco convencionales, generalmente con una connotación de lujo. Pequeños, con pocas habitaciones, personalidad e identidad propia y situados en edificios singulares -incluso históricos- que ofrecen al viajero una atención personalizada.
El trato exclusivo, la privacidad y la intimidad convierten a este tipo de hospedaje en favorito de quienes buscan sentirse como en casa con las ventajas añadidas de la comodidad que ofrecen los últimos avances tecnológicos y la calidad del servicio.
Cuestión de detalle
Los Hoteles Boutique tienen dos características que garantizan la satisfacción personal del huésped. Identidad -cultura, tradiciones y gastronomía de la zona- y personalidad propia. A las que se añaden el gusto por el detalle, el trato familiar y los servicios. Los artículos de aseo personal, la confortabilidad de las camas o la flexibilidad de horarios en el comedor hacen que el hospedado se sienta dueño de sus actos y preferencias. Y por supuesto, la exquisitez en el trato y la educación del personal, valores inestimables en todos los ámbitos de la vida.
El respeto por el medio ambiente es otra de las señas de identidad. Es casi de obligado cumplimiento en la mayoría de estos establecimientos. Y se refleja en los Amenities -productos hoteleros- que cuidan la naturaleza y que unas veces se encuentran asociados a marcas de cosméticos, moda, diseño o spa y otras proceden del ámbito local donde radica el hotel creando así una combinación exclusiva de prestigio y cooperación con la sostenibilidad y los productos autóctonos.
Todo para garantizar al huésped una experiencia inolvidable.
Pilar Lucas Lorente



FOTOGRAFÍAS
Hotel Boutique
«La Casa del Comendador»
Navalcarnero