Imagina una experiencia gastronómica diferente regada con una cuidada selección de vinos y cervezas. Imagina un local acogedor donde escuchar de fondo a las mejores bandas de rock de la historia. Imagina productos frescos y de calidad sobre pan de masa madre. Imagina deliciosas ensaladas con queso o cecina. Imagina un postre capaz de sorprender al primer bocado. Y ahora deja de imaginar y pásate por Blanco y Morapio. Es el vecino más joven de Pozuelo de Alarcón y José Luis Villanueva, un maño amante de la mesa y los caldos de la tierra -no sólo de la suya- su responsable.
Dice David Muñoz de Estopa, en una de sus canciones más conocidas, que es como un vino tinto. Que si le tomas en frío engaña y con los años se hace más listo. El alma mater de Blanco y Morapio tuvo hace más de dos décadas un bar cafetería en Zaragoza pero en las últimas se ha dedicado a la industria farmacéutica. Hace cuatro meses, por circunstancias laborales, se enamoró de Pozuelo de Alarcón y decidió volver al mundo de la hostelería. Porque, como el de Cornellà, con los años se ha hecho más listo y quiere ser más feliz.
Blanco y Morapio es el resultado de una aventura personal que comenzaba transformando un establecimiento cerrado en acogedor salón en madera y hierro con amplia barra y coquetas estanterías. Salpicado de originales elementos decorativos. Como las botellas en el suelo a modo de mural de cristal. Si al ambiente agradable añadimos la apuesta decidida por ofrecer a trabajadores y vecinos del barrio una oferta gastronómica completa, que va del desayuno a las cenas informales, no es extraño que la segunda casa del maño se haya convertido en un auténtico punto de encuentro.
Lo primero que hizo fue encargar a su amigo Víctor un logotipo capaz de reflejar la esencia del lugar y el malagueño lo consiguió con un diseño a medio camino entre la vidriera y el cubismo picassiano. Que anima a vivir una experiencia gastronómica diferente que arranca con una exquisita presentación de los platos en bonita vajilla.
Blanco y Morapio cuenta con una variada carta de cervezas -como El Águila sin filtrar- y una docena de referencias vinícolas (Rueda, Castilla y León, Jumilla, Cariñena, Somontano, Uclés, Rías Baixas…) tan sorprendentes como el madrileño “Esto es vida” o el alavés “El marido de mi amiga”. Porque no sólo de Rioja y Ribera vive el hombre. Ni la mujer.
El buen beber se completa con el buen comer a través de una selección de pinchos, tostas, ibéricos, conservas y ensaladas. Pero la carta de Blanco y Morapio está viva. Tanto que a incorporaciones recientes como los palitos de pollo con una salsa casera impresionante se unirán próximamente verduras, carnes y pescados para ofrecer a los clientes un abanico más extenso de posibilidades.
También seguirán las propuestas puntuales. José Luis ha decidido vivir sus primeras Fiestas Patronales rindiendo homenaje al pasado de Pozuelo de Alarcón. Durante la Semana Grande Blanco y Morapio pondrá a disposición de los vecinos cerveza, calimocho y combinados nacionales en vaso de litro. Para disfrutar sólo o en compañía. También bocatas de calamares y tortilla española. A precios populares y con la mejor de las sonrisas.
¡A qué esperas para comer, beber y disfrutar! Si es coincidiendo con los festejos de la Virgen de la Consolación yo que tú reservaba.
Blanco y Morapio
Avenida Pablo VI, 9 – Local 3
Teléfonos: 911 629 186 – 656 911 647
Instagram: @blancoymorapio
Facebook: blancoymorapio