No es pozuelero de nacimiento pero se siente de aquí. David Zayas creció en Barcelona. Casi sin darse cuenta cambió las botas de fútbol por el mono de obrero de la construcción. Su pasión por la música le trajo a Madrid y en Pozuelo de Alarcón reside desde hace más de cinco años. Ahora con treinta y nueve se dedica a componer canciones, dar conciertos y a convertirse en otro frente a las cámaras. Lo último ha sido publicar la primera canción que compuso dedicada a su abuelo del que guarda un recuerdo imborrable. Aunque su mayor ilusión es llenar un estadio no tiene prisa. Hasta que llegue ese momento disfruta de las cosas bonitas que encuentra por el camino.
Ha pasado la mayor parte de su vida entre Cádiz y Barcelona. Cuando era muy pequeño su familia decidió mudarse a Cataluña por motivos laborales y David Zayas pasó su infancia y juventud en Rubí, un pequeño pueblo situado a treinta minutos de la ciudad Condal. De aquellos años recuerda su afición por el fútbol. Era uno de los pocos madridistas que había por allí y reconoce que, aunque le gustaba dar patadas al balón, su verdadera pasión era la música. “Era mi fiel compañera y yo una radio andante”.
En su familia no hay músicos ni artistas pero su padre ponía música a todas horas y aquello despertó el gusanillo. En casa, en el coche y en cualquier parte. David escuchaba a Camarón y a Los Chunguitos o Junco; flamenco, sevillanas… Con el paso de los años fue afinando su gusto musical y comenzó a inclinarse hacia el pop y el pop-rock influido por su hermano mayor. Escuchaba grupos tan diferentes como El Canto del Loco o Red Hot Chili Peppers.
Como su tocayo Bustamante
Aunque tenía la intención de seguir estudiando la vida le llevó por otros derroteros y con diecisiete años comenzó a trabajar en la obra de la mano de su tío. En ese momento tenía una pareja estable con la que se casaría años después. Parecía que estaba destinado a cantar en el tajo y no en los escenarios. Sin embargo, una serie de circunstancias le llevaron a cambiar de planes. Tras su separación matrimonial decidió abrirse paso en el mundo artístico. Ese al que, a día de hoy, dedica su tiempo.
Quizás tenga que ver el hecho de que su padre le regalara la guitarra que guardaba en casa desde hacía décadas. Consciente de su pasión por la música. Lo primero que David pensó es “¿Qué hago yo con esto?” La respuesta la tenía un vecino que daba clases de guitarra y que resultó ser José Maya, primo de Parrita.
Aquellas clases marcaron el inicio de su carrera musical. A pesar de no haber cogido nunca una guitarra, ni saber qué era un acorde, fue aprendiendo deprisa y su profesor le animó a acompañar la melodía con su voz. José fue su mentor y le enseñó todo partiendo de cero. Además gracias a él conoció a su hijo Antonio, que acabó convirtiéndose en uno de sus mejores amigos, y a otros miembros de su familia con los que compartía fiestas flamencas. Cualquier lugar era bueno para sacar la guitarra y cantar.
De la tacita a “Amar es para siempre”
A los veintinueve años David puso tierra de por medio y se marchó a Cádiz. No terminaba de sentirse bien y echaba mucho de menos a los suyos que tiempo atrás habían abandonado Barcelona. Con lo que pudo ahorrar trabajando de albañil y sin más certeza que reencontrarse con la familia comenzó su primera gira por tabernas y bares de la costa gaditana dándose a conocer por la zona. Fueron años de felicidad. Por fin se dedicaba a lo que le gustaba pero todavía estaba lejos de poder vivir de la música.
Todos a su alrededor descubrieron que tenía chispa y una vena artística. También en otros ámbitos como la interpretación o incluso el modelaje. Así que se animó y dio el salto a la televisión en el programa Vive la Tarde, en Extremadura, donde comenzó como modelo y más adelante fue participando en diversas secciones. Un año después se marchó a Madrid. De nuevo sin más certezas que su guitarra. Ligero de equipaje y con la intención de alcanzar más metas.
Dispuesto a encontrar su lugar en la gran ciudad comenzó a trabajar en una tienda de ropa. Hasta que decidió retomar su carrera artística a tiempo completo en Pozuelo de Alarcón y se apuntó a clases de teatro en el Mira para mejorar sus dotes interpretativas. Su primera incursión como actor fue en “Amar es para siempre”, una de las series más seguidas de Antena 3. Pero nunca descuidó su verdadera vocación cantando por bares y terrazas del pueblo y la Avenida de Europa. Antes de dar el salto a Madrid donde ahora son habituales sus actuaciones en salas con solera y escenarios tan castizos como los kioscos de Florida Park.
Cuando David echa la vista atrás recuerda, con una mezcla de nostalgia y cariño, los primeros bolos cerca de la playa. También las rumbitas bajo los toldos de bares y cafeterías cercanas. Mientras, sueña con llenar un gran estadio. Te esperamos en la tribuna.
Marina Rivet Soltero



Con el cantante Parrita, el actor Jesús Castro, en el rodaje de «Amar es para siempre» y con amigos de Pozuelo de Alarcón
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Muy buena, una entrevista a corazón abierto.