El parque de Las Minas era uno de los lugares preferidos de José Martín-Crespo. Quizás porque con su llegada desapareció el desangelado descampado que a mediados de julio se llenaba de vida. Cuando se convertía en recinto ferial. Tal vez porque está situado a pocos metros de la casa que Pepe levantó sobre la antigua fábrica de sobres de su familia. A lo mejor porque prolongaba de forma natural el bosque convertido en parque urbano. Su amigo Joaquín me comentaba en su despedida que solían pasear juntos por el camino que bordea el lago y el kiosco. Y que sería bonito que allí hubiera una rosaleda en su memoria.
Estoy desconcertada. He vuelto a enterarme por twitter. Resulta que el equipo de Gobierno del Partido Popular ha tenido a bien otorgar la Medalla de Honor de la Villa a José Martín-Crespo. El que fuera Alcalde de Pozuelo, durante cinco legislaturas, la recibe a título póstumo. Y pensar que si los suyos hubieran querido se la podrían haber impuesto. Me imagino el momento y a Pepe bromeando con aquello de que las ardillas de la Casa de Campo llegan al centro de Pozuelo saltando de árbol en árbol.
La decisión, anunciada a través de una declaración institucional (imagino que para que la oposición no pueda mostrar su opinión al respecto y sus respetos a quien tanto hizo por Pozuelo) no es noticia. Con un par de tweets lo arreglamos y listo…
Eso ha debido concluir quien además cree que el asunto sólo merece una nota de veinte líneas, con un cuerpo de letra apto para personas con problemas visuales, en el mismo envío que otras dos, siete horas después de la sesión plenaria y acompañada de fotos de la Presidenta del Pleno.
Esta vez tampoco ha habido mensaje en el grupo de los periodistas de whatshapp; bueno… esto lo supongo porque sigo sin formar parte del grupo. El nuevo diseño de la página web merece un comunicado a los medios, en solitario, con varias imágenes de la presentación, pero la Medalla de Oro para Martín-Crespo no.
La inauguración de un parque infantil también merece una nota de prensa con fotos. Aunque sea la mínima expresión. Pero la incorporación del nombre del regidor a un espacio público se ha resuelto vía declaración institucional. Mejor. Porque alguno podría pensar que no se trata de una medida acertada. Yo sin ir más lejos ¿Se puede ser más rácano?¿Acaso no merece Pepe que uno de los parques más bonitos de su gestión lleve sólo su nombre?
Plazas y mucho ruido
Hablando de denominaciones. Recuerdo que hace años hubo un pequeño lío con dos plazas de Pozuelo que tenían el mismo nombre. Entonces también se decidió incorporar el de Luis García Berlanga a la Mayor de Húmera. Para contentar, en la medida de lo posible, a los vecinos que no tenían nada en contra del cineasta valenciano que residió en Pozuelo pero tampoco querían perderla.
A muchos no nos importaría que la plaza Mayor del pueblo dejara de serlo y fuera bautizada como del Alcalde José Martín-Crespo. A fin de cuentas fue Pepe quien la parió cuando comenzó a transformar la Casa de Ejercicios Espirituales de Cristo Rey en sede del Ayuntamiento. De paso hizo realidad un corazón administrativo moderno; un conjunto arquitectónico con biblioteca de remate piramidal. Como dice mi colega Olga Luisa eso sería una gran iniciativa.
Pero es tarde para dar ideas. Además estoy convencida de que nadie iba a tenerlas en cuenta. En Pozuelo, últimamente, tocan de oído y no distinguen las palabras del ruido. Pensaba, tras leer las de Susana Pérez Quislant, desarrollar algunas frases hechas como “rectificar es de sabios”, “nunca es tarde si la dicha es buena” y “más vale tarde que nunca”. Pero se me han quitado las ganas.
Asunción Mateos Villar