Siempre me pareció la niña más guapa del mundo. Ahora es una mujer preciosa. Estudiamos juntas en San José de Cluny. Las dos fuimos a EGB y compartimos curso pero no aula y apenas cruzamos algunas palabras. Recuerdo que casi siempre llevaba el pelo semi recogido y adornado con cordoncillo de lana o lazo de raso. Parecía una alumna aplicada y alguna tarde nos saludamos en el videoclub que tenían sus padres cerca de mi casa. También que en octavo le entregué una carta que había escrito mi vecino. A finales de los ochenta Katia Juanino tenía muchos admiradores. Ahora también pero por motivos diferentes. Soñaba con ser periodista y recorrer el mundo como Tintín y aunque estudió filología francesa -su padre es francés y ella nació en Burdeos- e italiana pudo especializarse en comunicación. Desde hace diecisiete años está casada con Mickael al que conoció de vacaciones en Nueva York. Tienen dos hijos adolescentes. Con ellos vive en Lyon donde trabaja desarrollando su marca ALMADKJ y como profesora en la universidad. Los tres son su devoción y la moda y el arte su pasión.

Antes de contestar a mis preguntas le animo a romper el hielo con un aperitivo de gustos y aficiones. Reconoce que le encanta la comida tailandesa porque, como la tortilla de patata de su madre, forma parte de la mejor gastronomía del mundo. También que ha visto diez veces la película “Los puentes de Madison” y que guarda buen recuerdo del libro “Raíces” de Alex Haley. La primera le parece una obra maestra sobre el eterno conflicto entre amor y pasión y el segundo una historia de injusticia y segregación racial repleta de sentimientos.

¿Cuándo y por qué motivo recalas en Pozuelo de Alarcón?
Llegué con unos doce años, a mediados de los ochenta. Cuando mis padres se mudaron de Francia. Vivimos un tiempo en Alameda de Osuna y luego nos vinimos a Pozuelo de Alarcón. Tengo dos hermanas; Silvia y Sandra y un hermano, José María. Mi padre es francés pero de origen español y su historia de amor Madrid-Burdeos con mi madre es muy bonita. Cuando llegamos aquí montaron un videoclub en el pueblo y Radion, una empresa de reparación de televisores. Mi madre tuvo la suerte de trabajar para las Naciones Unidas y pasar un tiempo en Suiza.

¿Qué recuerdas de aquellos años?¿Practicabas algún deporte o realizabas alguna actividad? Y de sus gentes… ¿Te acuerdas?
Tengo muchísimos recuerdos de mis años en Cluny; de mi uniforme, de mis amigas… Todavía me acuerdo de sus nombres y apellidos. Hice algunos años de gimnasia rítmica con mis hermanas. No faltábamos ni un solo sábado por la mañana. De mis años de juventud me quedo con algunos amigos que han perdurado a lo largo del tiempo y de otros a los que he perdido la pista y a los que guardo especial cariño ¡Qué buena gente la de Pozuelo!  Yo viví allí en ese tiempo maravilloso en el que el pueblo era como un microcosmos donde todos nos conocíamos; de lejos o de cerca. Cuando salía de marcha empezaba en algún bar del pueblo como el Reyes y luego iba a Oh Madrid! o Four Roses. Aquella fue una época increíble; qué locuras cometíamos pero qué bien lo pasamos.

Ahora estás inmersa en el mundo de la moda ¿Siempre has tenido claro lo que querías ser de mayor?¿Qué estudiaste y cómo fueron tus primeros pasos en el mundo laboral?
Estudié filología francesa e italiana con una especialidad en periodismo. Mi sueño siempre ha sido ser periodista por la posibilidad de viajar. Cuando terminé la carrera me fui con una beca del Ministerio de Asuntos Exteriores a Francia para dar clases de francés en Montpellier. Después de un par de años haciéndolo en un colegio y en la universidad envié mi candidatura a un puesto de comercial en la sede europea de Dell Computer que tenía allí sus instalaciones. Quería quedarme en Francia y por aquel entonces no tenía ni un duro. Así empezó mi carrera; como business woman en el sector de la tecnología. Estuve trabajando en Dell durante cinco años de comercial de Grandes Cuentas con un equipo español estupendo. Todos éramos expatriados y jóvenes recién licenciados y eso nos unió muchísimo.
Después me mudé a Paris y estuve viviendo en el centro durante dos años en un estudio de 45 m2. Al lado de Montparnasse. La ciudad es increíble desde todos los puntos de vista. Tiene un encanto especial y es muy romántica. En Paris obtuve un puesto de directora comercial para una empresa francesa. Fue una experiencia dura al principio porque era la primera vez que me hacía cargo de un equipo grande y todos franceses. Aprendí mucho sobre todo en lo personal. Luego me instalé en Versalles, a doscientos metros del Palacio; un lugar maravilloso para pasear entre tanta belleza y jardines perfectos. Recomiendo conocer Paris… es como un viaje al tiempo de Luis XIV.

Lola, Berta y otras chicas Juanino

Tras unos años cerca del Sena llegó el momento de hacer las maletas. Katia estaba embarazada de ocho meses cuando se trasladó a Lyon con su marido. Dice que aquella fue una mudanza inolvidable con ajetreados viajes de ida y vuelta en tren y contracciones incluidas que afortunadamente no culminaron en parto. El niño nació en Lyon donde Apple contrató a su madre como Business Manager para desarrollar la parte BTB de los Apple Store franceses y abrir los primeros en la región. “Aquella experiencia profesional y humana fue muy enriquecedora y duró casi una década”.

Hace cinco años la feliz mamá empieza a pintar la serie Woman con el único objetivo de divertirse. La pintura es una de sus aficiones y disfruta poniéndose frente a un lienzo en blanco y transformándolo en una historia a todo color. En este caso protagonizada por mujeres. Cuando los amigos conocieron a Lola, Berta, Lupita y otras de sus chicas -icónicas y con carácter- le pidieron una camiseta con sus creaciones. Fue entonces cuando se decidió a trasladar sus personajes a telas y a crear una colección. Así nació ALMADKJ (Alma de Katia Juanino).

Antes de fijar tu residencia en Francia has viajado a otros países. Cuéntame un poquito tu periplo por el mundo ¿Con qué te quedas de cada etapa vital y profesional?
He vivido en cinco ciudades francesas; Burdeos, Montpellier, Paris, Versalles y Lyon y me he mudado más de quince veces. He tenido la suerte de viajar un montón por motivos profesionales y también por placer. Con mi primer sueldo en Dell me fui a México durante un mes a visitar a una amiga mejicana que vivió conmigo en Burdeos. También he estado en Cuba, San Francisco, Miami, Sri Lanka, Tailandia, Marruecos. De Europa me quedo con Reino Unido, Dinamarca e Italia. También conozco Portugal, Escocia, Alemania, Bélgica, Suiza y Holanda ¡Creo que no me olvido de ninguno! (risas).
Pero mi cuidad favorita es Nueva York donde conocí a mi marido y donde voy a menudo para “reponer fuerzas “, buscar ideas y perderme por las calles de Brooklyn. No hay otro sitio en el que me siente tan bien. Es cosmopolita, diferente y especial.

¿Cómo se vive en un lugar con dos mil años de historia y en qué consiste actualmente tu trabajo?
Yo vivo a quince kilómetros del centro, en un pueblo pequeño. Tenemos una casa muy bonita que compramos cuando llegamos al lado de un picadero; rodeada de campos llenos de caballos preciosos. Lyon es una ciudad tranquila que conserva de manera rigurosa el patrimonio arquitectónico. Aquí son muy conocidos les bouchons lyonnais, restaurantes típicos de la región donde se comen platos como landouillette y o el foie de veau à la lyonnaise; algo así como hígado de ternera. A mí no me gusta mucho. Lyon también es conocido por las marionetas de madera; hay muchos teatros en la parte vieja donde se mantiene esta tradición cultural.
Ahora me dedico principalmente a dos actividades; el desarrollo de mi marca y a impartir clases a universitarios. Soy profesora de negociación, marketing y ventas en dos universidades de comercio y una de moda. Es una responsabilidad muy grande pero me encanta transmitir mi experiencia y ayudar a tantos alumnos a labrarse un futuro y a convencerles de que todo proyecto llevado a cabo con pasión es un éxito y que aprender a levantarse tras un fracaso es el primer paso para alcanzarlo. Con mi marca de arte y moda vendo reproducciones de mis cuadros y presento una pequeña colección de ropa de autor. Aunque yo me ocupo del diseño se confecciona en Madrid por artesanos que han trabajado en alta costura. Cada pieza está realizada en serie limitada y trabajada con mucho cariño. Y tanto los cuadros como la ropa cuentan una historia diferente de una mujer. Las mujeres son mi principal fuente de inspiración. Tengo la necesidad de contar historias siempre positivas para llenar las paredes de color y optimismo. Me gusta que cada obra deje una huella de nuestra época y por eso utilizo mucho los collages con mensajes sacados de revistas o periódicos.

Noches de vino y fondue

Katia siente debilidad por la moda y asegura que su objetivo es vestir a la mujer para que se sienta más fuerte y más guapa. Quiere que el mensaje de cada pieza se transmita de madre a hija. Para que las dos sean únicas. A la suya le echa mucho de menos. No sólo por su savoir faire entre fogones.

¿Qué es lo mejor de vivir fuera de España?¿Y lo peor?¿Te consideras ciudadana del mundo?
Creo que lo mejor de vivir fuera es la apertura al mundo exterior. Cuando viajas tanto te das cuenta del maravilloso planeta en el que vivimos. No hay un país mejor que otro porque cada uno tiene su magia y su diferencia. He estado en países muy pobres donde he vivido experiencias indescriptibles que han quedado grabadas en mi memoria. Que me han hecho ver con claridad que soy una privilegiada. La mitad de mi vida la he pasado en Francia. Lo peor es no vivir cerca de mi familia ni de mis amigos. Aunque vengo mucho a Madrid nunca es suficiente. Por eso tenemos en proyecto trasladarnos a Madrid durante un año. Para que mis hijos conozcan más profundamente mi país y mi cultura y para vivir cerca de los míos.
Y sí, me considero ciudadana del mundo. Creo que hoy soy quien soy gracias a todas las experiencias vividas, a mis viajes, a mis relaciones personales y profesionales. Todo esto no se concentra en un lugar sino en muchos y me lleva a reflexionar sobre la importancia de pensar fuera de tus fronteras; de ser más consciente de mi responsabilidad como individuo para actuar y aportar mi pequeño granito de arena al planeta. Ya sea desde un punto de vista ecológico o desde la educación. Se trata de dar ejemplo.

¿Cómo es un día cualquiera en tu vida?¿Eres de las mujeres que tiene tiempo para todo?
Un día cualquiera está repleto de cosas que hacer. Me siento como tantas mujeres; un poco como robot multi-funciones. Entre el trabajo y la familia estoy siempre ocupada. Mis hijos son mi principal motor, mi mayor creación y lo más importante así que les doy prioridad. Pero me gusta reservar unos instantes al día sólo para mí. Practico Chi Gong, una gimnasia tradicional china y me encanta pasear. Como toda persona creativa desbordo imaginación pero no tengo tiempo para todo (risas).

¿Cuándo no estás pensando en la moda qué te gusta hacer?
Me encanta pintar como terapia para combatir el estrés. Los fines de semana quedo con amigos y disfruto compartiendo con ellos una fondue de queso o una raclette; platos típicos de aquí en invierno. En Francia se recibe mucho en casa y se sale menos que en España. A veces una cena puede convertirse en una discoteca hasta altas horas de la madrugada. Aunque no me considero una gran cocinera me gusta preparar recetas diferentes que, a veces, no tienen mucho éxito (risas) y salir de compras. Por aquí también se esquía mucho; tenemos una estación a hora y media de casa. A los niños y a mi marido les encanta esquiar.

¿Te gustaría añadir algo a este cuestionario?
Darte mil gracias por darme la posibilidad de contar un poco mi historia en Pozuelo de Alarcón, una ciudad que me ha visto crecer y de la que guardo un grato recuerdo. También abrazar -aunque sea de forma virtual- a todas aquellas personas que me han aportado tanto; a mis vecinos de Nuevo Pozuelo en la calle Antonio Becerril 16, a mis compis y profesores del Cluny y del instituto… A todas aquellas personas que en otro tiempo se cruzaron conmigo en este pueblo tan maravilloso.

Asunción Mateos Villar