Dice el cortador de jamón del restaurante que frecuenta al salir del gimnasio o terminar un partido de tenis que es mejor persona que actor. Y mira que es buen actor. Recuerdo que cuando hace más de dos décadas nos enfrentamos a nuestro primer cara a cara en un bar del pueblo me lo pasé muy bien. No tanto como ahora en su oficina del Zoco. A pesar de ser una extraña experiencia interruptus. A lo largo de toda la conversación -varias horas regadas de vino blanco y un combinado de ibéricos y queso- fueron frecuentes los saludos efusivos, los apretones de manos y los abrazos acompañados de sonoras palmaditas en la espalda. Desde que le descubrí a finales de los noventa en una obra cumbre del humor negro firmada por YLLANA y titulada 666 -desde el 10 de agosto en el teatro ALFIL- he seguido sus andanzas en otros montajes de la compañía que gestiona la Escuela de Artes Escénicas de Pozuelo de Alarcón y, por supuesto, sus aventuras en solitario. Tan potentes como Action Man o Ser Papá. En mi salón se coló de la mano de José Mota. Es un crac y no sólo según fundéu. Raúl Cano Cano ha trabajado en series como “La Tira”, “Barras” o “Acacias, 38”. También ha recorrido el mundo con diferentes montajes para hacer reír a millones de espectadores sin decir una palabra. Porque ha dedicado media vida al teatro gestual. Sobre el escenario, como mucho, se arranca con onomatopeyas. Por eso cuando baja lo cuenta casi todo. Da gusto oírle. También verle, con sus gafas pinza parecidas a las de Quevedo y el pelo alborotado -me encanta su actual imagen-, acompañar palabras de muecas y ruidos. Sacando una sonrisa o provocando escandalosas carcajadas ¡Qué viva la risoterapia!

Pudo ser Tito en “Verano Azul” porque su padre, Juan Cano Murillo (el nene) era el trompeta de la tele y le acompañaba con frecuencia a Prado del Rey. En aquellos estudios, situados a pocos minutos de su casa, coincidieron con el productor de la serie. No viajó a Nerja pero aquel encuentro removió su vocación artística. Poco después empezó a estudiar en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. Hasta quinto de violín y tercero de viola. Para pagar su formación participó en grabaciones de programas con cantantes como Julio Iglesias o Tom Jones. Un año después de las Olimpiadas de Barcelona ingresó en la RESAD y en 1997 se licenció en Arte Dramático.

Con el título bajo el brazo y unas ganas locas comienza a hacer anuncios publicitarios para Telefónica, Telepizza, Jazztel o Mahou y entra a formar parte de YLLANA. “Muuu”, “Glu Glub”, “666” (coproducida en Nueva York con cuatro estrellas de crítica en New York Times y New York Post”), “Star Trip”, “Brokers”, The Gag Fathers» o la más reciente “Greenpiss” son algunas de las producciones de la compañía madrileña en las que ha participado derrochando talento. Lo de “Action Man” fue de otro mundo. Bueno, de este pero traspasando fronteras. Con su estreno en solitario como actor, coproductor y codirector recaló con éxito en Singapur, Hong Kong, Mozambique, Londres, Paris, Berlín y Nueva York. Lógico. Lo daba todo. Hasta lo que no estaba en el guion. Una vez interrumpió el espectáculo para esperar a que un espectador volviera del aseo. Con Raúl todo es posible. Hasta convertirse en papá o parir un alucinante alter ego: Greta Thunberg.

El Maño y la bocina de Harpo

Llegados a este punto de descripción sucinta de los logros del actor que creció al calor del amor en diferentes bares de Pozuelo de Alarcón y que, con la edad en la que saltó a la fama la activista sueca, hacía travesuras en “El Maño” y “El Paulino” conviene volver a la mesa situada junto a la escalera que conduce a la planta superior del antiguo Chaplin. Donde nos reencontramos después de más de veinte años para hablar largo y tendido. Esta vez en lugar de magnetófono use el móvil para no tener que tomar notas y disfrutar de la compañía. Aunque, como adelantaba en la entradilla, tuve que parar la grabación en varias ocasiones. Menudo -y bendito- cachondeo.

  • ¿Cómo ha cambiado tu vida en dos décadas?¿Qué queda del niño que llevabas dentro?

Cuando hicimos la primera entrevista vivía con mis padres en Somosaguas pero enseguida me emancipé. Sigo haciendo lo mismo que hacía entonces y soy un niño porque no he dejado nunca de jugar. A ser mayor. Tengo las mismas inquietudes y me siento en forma. Voy al gimnasio todos los días y juego al tenis. Con cincuenta y un años no me veo como un señor pero sí las cosas de otra manera. Será la madurez. Antes me comía el mundo pero ahora soy más humano y potencio a los demás. Eso me hace muy pero que muy feliz. Desde hace treinta años sigo haciendo lo mismo y ligado a YLLANA porque me inculcaron que era una forma de vida. Recuerdo que en el estreno de 666 saqué uno de mis juguetes preferidos. El que siempre llevaba en el coche para los efectos sorpresa. Porque sabía que iba a funcionar. Hoy sigue siendo parte de mi personaje.

  • ¿Qué es eso de los efectos sorpresa?

A ver… a mí lo que más me gusta es hacer el tonto, el imbécil o el payaso. Soy cómico por vocación y convicción. Pero lo que me encanta es hacerlo por la calle. Desde mi época de animador en los restaurantes Hollywood siempre tengo juguetes en mi coche que, por cierto, acabo de hacer histórico y que uso a discreción. Por ejemplo, cuando un tío me pita en un atasco le saco por la ventanilla una bocina como la de Harpo Marx y aprieto. Se queda totalmente descolocado. Acto seguido le miro de forma neutra y el desconcierto es total. El tipo se mosquea y yo me descojono. La ovejita de 666 me la encontré junto a un contenedor de basura en Frankfurt y la adopté. A veces hago con ella teatro de marionetas sobre el volante y la gente se sorprende. Cuando voy en moto no tengo tantos recursos pero me lo paso igual de bien en los semáforos subiéndome la visera del casco y haciendo creer a los que están parados a mi lado que llevaba un rato aguantando la respiración. Y en Nueva York grabé un vídeo pidiendo a un amigo que vivía en el Empire State Building que bajara a la calle a jugar conmigo.

Jamón versus Sintrom

Que Raúl es un tío ingenioso está claro. Su impronta personal aparece en clásicos de YLLANA. Lo de apoyarse en instrumentos de cuerda como violines o lo de salir del teatro a la calle con cámaras para retransmitir lo que pasa son aportaciones suyas. No para de crear desde que se levanta hasta que se acuesta. A pesar de todo.

La pandemia le pasó factura. La vacuna le provocó un trombo en la pierna y otro en el pulmón. Pero una pastilla de por vida para prevenir la coagulación de la sangre no le impide disfrutar de la ídem. A veces en casa. Compartiendo cine y palomitas con su chica o pasando el rato con su Mazinger Z de sesenta centímetros que tira misiles o con su Scalextric. “Me encanta todo lo que tenga ruedas; lo próximo será comprarme una alfombra con carriles para mis coches. En Paris me alquilé varios vehículos eléctricos para recorrer la ciudad y no veas que aventura”.

  • Pues cuéntamela mientras ataco el ibérico de bellota cortado a mano…

Jajaja ¿Está rico verdad? Resulta que me he reencontrado con Paris. Había estado pero no me lo había pateado. Este año lo he vivido con Lo mejor de Yllana y todo ha salido rodado durante el mes de funciones. Primero me alquilé una bicicleta eléctrica que se quedó sin batería cuando más llovía. Yo vivía cerca de estadio Roland Garros y tuve que dejarla a un kilómetro de mi apartamento. El piso estaba más alejado del teatro pero no era tan cutre como el de mis compañeros. Sin embargo, por allí no había nada interesante y me aburría. Así que me dediqué a conocer la capital francesa, su ambiente y los cafés con la ayuda de un patinete eléctrico. Hay tres ciudades en el mundo que me flipan y Paris es una de ellas.

  • ¿Cuáles son las otras?

Tokio porque es alucinante y porque me crucé con gente increíble. Pero fue en Madrid donde conocí a un maestro de Kung Fu. Que además de ser compañero de Bruce Lee amaba la naturaleza y el cannabis. Me lo presentó Iván Hermés. Luego Nueva York porque pedí pizza al lado de Kevin Bacon y gracias a un colega amigo descubrí sus secretos. Desde la razón por la que sale humo de las alcantarillas de Manhattan hasta los detalles del desaparecido fuerte que ha dado nombre a The Battery.

War Baby a la vista

Seguimos intercambiando impresiones sobre los viajes y las gentes. Sobre sus comienzos en la compañía propietaria del teatro ALFIL con Juan, Antonio, David, Fidel y más. Y de lo increíble y maravillosa que es Gus; la chica YLLANA. En montajes familiares y en los otros. También hacemos observaciones a propósito de los límites del humor -si es que los tiene- y de la obra que vuelve por sus fueros coincidiendo con su 25 aniversario. “666” es la comedia más irreverente y diabólica del repertorio yllanesco y tiene su miga. Nos estamos poniendo filosóficos así que decido cambiar de tercio.

  • Venga dame una exclusiva. Necesito un montaje nuevo al más puro estilo Yllana. Que le voy a hacer si soy adicta…

Venga, te la doy. Este año tenemos previsto estrenar WAR BABY. La acción nos traslada a un centro de reclutamiento militar en el que un grupo de despistados soldados son entrenados para una disparatada guerra que ha originado el nuevo líder del país: un bebé consentido y belicoso. Es una sátira antibelicista sobre el poder repleta de personajes divertidísimos y situaciones disparatadas. Yo interpreto a alguno de ellos en una comedia pensada como la mejor arma arrojadiza ante el sinsentido de la guerra.

La comedia nos lleva a José Mota. El de Montiel y el madrileño son amigos desde hace años -se conocieron en un cumpleaños del que salieron antes de tiempo- y han trabajado juntos muchas veces. Las suficientes para entenderse bien a nivel profesional. La admiración y el respeto son mutuos y saben que en sus trayectorias el drama no sólo está permitido sino que, a veces, es necesario. “Es la diferencia entre humorista y actor cómico. Nosotros podemos contar chistes y dar vida a personajes divertidos pero también protagonizar una película seria o meternos en papeles de corte dramático. Como mi Leandro en Acacias 38. Lo que no quita para que en 666 hiciera reír al mismísimo Santiago Segura”.

Eso tiene mucho mérito porque al creador de las sagas Torrente y Padre no hay más que uno no es fácil hacerle gracia. Pero 666 y su personaje son dignos de saltar a la gran pantalla. Por eso, el actorzuelo de Pozuelo -así le gusta llamarse aunque no tenga orzuelo- aspira a convertir esas delirantes desventuras en el corredor de la muerte en película. “Enrique Cerezo no me ha hecho caso pero no me rindo fácilmente”.

La peli de los monos naranjas o tirarse a la piscina con una versión española de Top Secret! La comedia de 1984 es el primer largometraje del actor Val Kilmer y supuso un antes y un después para los de nuestra generación. La de los que fuimos a EGB. Inolvidables Croissant, Soufflé, Crêperie y Café au lait.

Ya había pasado la hora del último vespertino cuando Raúl Cano Cano y yo decidimos batirnos en retirada.

Hasta la próxima cruzada.

Asunción Mateos Villar

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