El próximo 1 de junio la banda de música La Lira de Pozuelo cumple treinta años pero sus intérpretes no podrán celebrarlo como habían imaginado. El gran concierto al aire libre, programado en la ciudad que les ha visto crecer, ha sido una ilusión pasajera. Como las trescientas voces que querían reclutar para la ocasión y convertirlas en coro. Ojalá más adelante podamos disfrutar sus versiones de grandes éxitos del pop español. Ahora tenemos que conformamos con escucharles a través de las redes sociales. Donde seguro están ultimando los ingredientes de la tarta.
Recuerdo que con motivo de su vigésimo ofrecieron un concierto en el Auditorio Nacional. Aquello fue todo un acontecimiento porque la banda acudió acompañada de la recién nacida orquesta sinfónica. También que a los veinticinco montaron una exposición en el centro cultural Padre Vallet que recorría su historia. La de una banda nacida en un chalé prestado convertida en una de las mejores formaciones musicales de España. Y nos regalaron una inolvidable “sinfonía de luz y fuego” en el auditorio El Torreón.
La entusiasta labor realizada durante tres décadas por la asociación -ahora fundación- en el ámbito cultural a través la escuela de música, las bandas sinfónica y juvenil y la orquesta sinfónica (OSPAL) se ha traducido en conciertos, actuaciones y colaboraciones. Tan destacadas como su participación en la Semana Santa madrileña. También en reconocimientos como el primer premio del Certamen Internacional de Bandas de Música «Ciudad de Valencia» -sección de honor- en 2010. Fue la primera vez en 124 años que lo ganaba una formación no valenciana.
La última incorporación ha sido un coro góspel que, como el resto de la familia, ha tenido que interrumpir su actividad. Los unos y los otros volverán con más fuerza. Tanta que serán capaces de apagar las treinta velas a la primera.
Asunción Mateos Villar
Fotografías: Archivo La Voz de Pozuelo