La Peña Atlética Pozuelo se funda en 1960. Poco después de que el club rojiblanco consiguiera su primera Copa del Generalísimo venciendo al Real Madrid por 1-3 en el Santiago Bernabéu. Con goles de Collar, Jones y Peiró. Aquella temporada el entrenador José Villalonga contaba en su plantilla con dos de los mejores jugadores de la historia del Atlético de Madrid; el defensa argentino Jorge Griffa y el centrocampista español Adelardo Rodríguez. El de Badajoz es presidente honorífico de la peña pozuelera y su camiseta ocupa un lugar destacado en la sede de Campomanes. Rodeada de escudos, recortes de periódico, fotografías y bufandas de agrupaciones hermanas de lugares cercanos y lejanos como Escocia o Estados Unidos. La última en llegar ha sido la de Nueva York donde ya existen alrededor de veinte peñas atléticas. El próximo sábado, en un conocido restaurante de Pozuelo de Alarcón, la junta directiva celebra con los socios más de sesenta años de vida y presenta su nuevo logotipo. Es la primera vez en seis décadas que está presidida por una mujer. Se llama Raquel Díez, es periodista y atlética de cuna. A diferencia de sus compañeras de clase, nunca forró la carpeta con imágenes de Los Pecos publicadas en la revista Super Pop. Ella tiraba de periódicos deportivos. Su mito era el extremo brasileño Leivinha.

A finales de los años cincuenta el Bar Pozuelo en la calle San Lucas era el centro de reunión de los aficionados rojiblancos de Pozuelo de Alarcón. No eran muchos pero allí quedaban para compartir ilusiones. En un momento dulce un profesor, un médico y un veterinario crearon la Peña Atlética Pozuelo que con el tiempo fue creciendo.

Cuando Alipio cerró aquel bar por el que pasó Hugo Sánchez -que se comportó y no hizo volteretas- los socios se trasladaron al desaparecido restaurante El Langostino de Oro. En su salón se reunían los lunes para merendar y comentar las mejores jugadas de los partidos. También para organizar las salidas al Vicente Calderón y otras actividades abiertas al vecindario como las excursiones a Aranjuez o Toledo con almuerzo y capea. Dice Paco Pérez, el socio más veterano, que se llenaban varios autocares y pasaban un día estupendo contagiando sentimiento rojiblanco.

Actualmente la Peña Atlética Pozuelo está formada por algo más de un centenar de socios pero la intención de la Junta Directiva es que el número aumente porque saben que en Pozuelo de Alarcón cada vez hay más atléticos a los que Diego Pablo Simeone -el Cholo- ha devuelto la esperanza. Su presidenta, Raquel Díez, asumió el cargo en diciembre del año pasado motivada por el cambio de estadio. El traslado al Metropolitano complicaba la logística -imposible viajar en tren como antes- y había que apostar más por el transporte colectivo que lleva contratándose desde los inicios.

Desde la llegada a la presidencia de la fundadora del grupo de Facebook  “ADN rojiblanco” (cerca de 19.000 miembros) se acude al campo con antelación para poder disputar la previa bajo el aeroplano que recuerda al Atlético Aviación. Para trabajar de cara al futuro se ha rodeado de savia nueva. De jóvenes como Jaime Martín que tiene en su palmarés, por circunstancias de la vida laboral, la creación de una peña en Escocia; Los Indios de Caledonia. O de Fernando Zar que se encarga de las tareas de comunicación sobre todo a través de las redes sociales. Como confiesa en público Paco Pérez hay que dar paso a las nuevas generaciones “aunque a veces piensen a lo grande”.

Lo dice porque otro de los objetivos de los responsables de la Peña Atlética Pozuelo es cambiar de sede a medio plazo. El local de la calle Campomanes se ha quedado pequeño y en tiempos de pandemia sólo podía acudir un puñado de socios. La antigua taberna de la Tía Machaca apenas ha cambiado salvo porque ahora es un templo rojiblanco. Repleto de recuerdos físicos como el indio Gárate que realizó en madera una socia; Isabel o el gran escudo de escayola pintando a mano por otro socio. Y de los otros… como el sufrimiento de jugar en Segunda y llenar la bombonera del Manzanares. O aquellas partidas matinales de tute o mus que se montaban cuando Sixto vivía y se encargaba de abrir y cerrar la sede.

Ahora corren otros tiempos en la Peña Atlética Pozuelo. Que bien merecen un gran almuerzo para presentar la nueva imagen corporativa. Salpicado de sorpresas que no se pueden contar porque entonces dejarían de serlo. Esa fiesta de aniversario que no se hizo por cuestiones sanitarias se celebra el próximo sábado en un restaurante de la ciudad que visitan con frecuencia jugadores de fútbol de todos los equipos madrileños.

Como diría Sabina, rojiblanco de libro, sobran los motivos para la celebración. Más de sesenta años de vida -concretamente sesenta y tres- son todo un logro.

Dentro de unos días brindaremos por los que vendrán.

Asunción Mateos Villar

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