Leopoldo Calvo-Sotelo Bustelo (1926-2008) nace en Madrid y recibe educación en el Instituto Escuela, centro de enseñanza liberal, heredero de la Institución Libre de Enseñanza. Termina sus estudios de ingeniero de caminos en 1951 con el número uno de su promoción, doctorándose por la Universidad Politécnica de Madrid en 1960. Fue presidente del Gobierno de España de febrero de 1981 a diciembre de 1982. Vinculado a Pozuelo de Alarcón, donde sigue viviendo su viuda, Pilar Ibáñez-Martín, tiene una avenida en el barrio de la estación de la ciudad. Decorada ahora con carteles y carpas electorales.
Leopoldo Calvo-Sotelo trabajó durante veinticinco años en el Grupo Industrial de bancos Hispano Americano y Urquijo. Su primer empleo en el sector público fue la presidencia de Renfe en 1967. Tres años después fue nombrado consejero delegado de Unión Explosivos Riotinto y posteriormente elegido procurador en Cortes como representante de los empresarios de industrias químicas, puesto que ocupa durante cuatro años.
El vecino de Pozuelo fue ministro en varias ocasiones -carteras de Comercio, Obras Públicas y Relaciones con las Comunidades Europeas- hasta que en 1980 es nombrado vicepresidente para Asuntos Económicos en el último gobierno de Adolfo Suárez. Al dimitir Suárez su partido, UCD, lo propone como sucesor convirtiéndose en inquilino de La Moncloa.
Durante la votación a su investidura como Presidente del Gobierno, el 23 de febrero de 1981, irrumpen en el Parlamento varios guardias civiles armados que, bajo el mando del Teniente Coronel Antonio Tejero, pretendían dar un golpe de Estado militar, intento que conocemos como 23-F.
La decisión más relevante de su mandato fue la adhesión de España a la OTAN. Su gobierno firmó además un gran acuerdo por el empleo con las centrales sindicales y los empresarios, aprobó la ley del divorcio y recurrió la sentencia de la Justicia Militar para que fuera la Justicia Civil quien tuviera la última palabra en la cuestión del 23-F.
El hogar de Somosaguas
Leopoldo Calvo-Sotelo se casó con Pilar Ibáñez-Martín -hija de José Ibañez Martín, Ministro de Educación, Presidente del Consejo de Estado y Embajador de España en Portugal- en 1954 y vivieron de alquiler en varios pisos de Madrid que al nacer sus ocho hijos se fueron quedando pequeños. Meses antes de que nacieran los menores decidieron construir su hogar definitivo en un lugar donde descansar cuando fueran mayores, rodeados de naturaleza.
Juan Lladó, consejero delegado del Banco Urquijo, mantenía una relación con su empleado que iba más allá del ámbito laboral. El hombre era un entusiasta de Somosaguas y adivinaba la calidad de vida que gozarían en el futuro los asentados en una finca perteneciente a la familia Larios que comenzaba a venderse en forma de parcelas de miles de metros cuadrados en el término municipal de Pozuelo de Alarcón.
El matrimonio Calvo-Sotelo Ibáñez-Martín compró una propiedad en Somosaguas en 1965 y el arquitecto Miguel Fisac les regaló el proyecto para levantar una casa de hormigón. Pero a la pareja no le gustaba el material y finalmente encargaron a Julio Bravo la terminación de la vivienda en materiales nobles.
Cuando la familia se instaló con sus ocho hijos, siete niños y una niña, en la urbanización sólo había un puñado de chalés. Luis Miguel Dominguín y José Luis García Berlanga se habían mudado meses atrás. Todos los hogares tenían un denominador común: una gran parcela que cada uno acondicionó a su gusto.
Pilar y Leopoldo plantaron muchos árboles y diseñaron paseos donde sus hijos pudieran correr a sus anchas. Ahora los que corren son los nietos.
Asunción Mateos Villar