LAMU ISLAND, CORAL, BURROS Y PASEOS EN DHOW
Seguro hay en este mundo mil paraísos escondidos esperando ser descubiertos, o tal vez no, tal vez quieran seguir secretos y vírgenes. Después de nuestro Safari, de mirar a los ojos a los cinco grandes, de descubrir la cultura Masai, y contemplar los atardeceres de fuego de Masai Mara, tomamos rumbo a un lugar del que probablemente muchos no habéis oído hablar; otros sí, pero es un viaje pendiente. Y para los afortunados que ya pisasteis su arena, sus calles empedradas y nadasteis en el índico, espero, por un minuto, volver a trasladaros allí. Tocaba perderse en un paraíso hecho de coral y madera de Mangle, donde los burros campan a sus anchas al igual que la pobreza ¿Aún no sabéis de dónde hablo?
Hablo de Lamu Island
Esta preciosa isla fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 2001 por la Unesco. Algo que entiendes nada más desembarcar y transitar por sus calles estrechas; a un lado y al otro roca de coral; puertas y techos de madera de mangle perfectamente tallada, sus patios de colores…
Solo se puede acceder en barca o en Dhow, barco de vela típico de allí. No verás coches en la isla y el principal medio de transporte es el burro.
Lamu Town es la ciudad suajili más antigua y mejor conservada de África. Probablemente porque ha sabido cuidarse del turismo descontrolado. También, supongo, porque la pobreza se hace visible en sus calles, por las que está prohibido transitar comiendo por respeto a los que pasan hambre. Y la pobreza no nos gusta verla.
La bienvenida en Lamu siempre es sabrosa
A nuestra llegada nos esperaba @Anitafogen, increíble persona, anfitriona y la guía perfecta si quieres visitar Lamu, su otra mitad es nativo de Lamu y nadie mejor para transmitir la esencia de la isla que esta pareja única.
Nos fuimos directos para Jannat House, alojamiento perfecto, con cuidado exquisito y recibimiento con zumo de mango fresquito.
La bienvenida en Lamu siempre es sabrosa, y toda la estancia, la verdad, nos regalaron desayunos únicos con zumos, frutas, pan, té. Las comidas en los restaurante locales se caracterizaban por sus aromas y especias, los platos bien colmados, y nosotros a reventar pero sin decir que no a nada.
En Lamu todo ocurre siempre con una sonrisa y mucho pole pole. Así que si te van las prisas este no es tu lugar, a Lamu se viene a vivir sin prisa, respirar tranquilo y disfrutar de cada instante con calma y consciente.
Tradición a granel
Desde el transporte hasta sus mercados, todo es un poco “como antes” sus plaza en las que los señores se sientas a jugar o a la sombra de un árbol, su mercado con especias y legumbres a granel. Igual pasa con la ropa y bolsos, seleccionas las telas y te lo hacen. No hay Zara, ni Mango, ni consumismo extremo. Tienes lo realmente necesario para vivir, para entender el sentido de la vida.
Hasta ahora lo habíamos pasado perfecto, cultura, tradición y gastronomía, pero aún faltaba por llegar lo mejor.
El Índico, los paseos en Dhow y volar al atardecer
Sentir la resistencia del viento mientras trepaba a la tela, ver a Anita, Adam, Raúl abrir sus alas conmigo al atardecer y probar a volar, es algo que jamás olvidaré.
Una no puede irse a Africa sin echar en su mochila el repelente de mosquitos y su tela de catorce metros para hacer acrobacias en un Dhow, disfrutar del Sunset y tomar una cerveza Tuskers bien fría en el Floating Bar.
El Floating Bar es el único lugar de toda la isla donde se vende alcohol, ya que la mayoría de la población es musulmana. En realidad no está en la isla, sino en el mar.
Tal vez uno de los mejores momentos de mi vida haya sido cuando nos embarcamos en el Down de Adam, acompañados por sus amigos, divertidos, amenos y capaces de subirse a lo alto del mástil a colgar mi tela y volar conmigo.
Sin duda puedo decir que mi experiencia en Kenia fue auténtica, natural, espontánea e irrepetible. Si tenéis pensado viajar, este es un destino que calará en vuestro ser.
Texto, Fotos y Vídeo: Witis