Felipe Piñero, presidente de la Asociación para la Inclusión Laboral y Atención a la Diversidad, tiene la respuesta: lo mismo que con la mesa de asociaciones. Que forma parte de la historia. Recuerda, con una mezcla de nostalgia e impotencia, que eran dos herramientas muy eficaces de participación que, además de crear sinergias y sumar fuerzas, daban a conocer un tejido asociativo rico y diverso. También que la revista municipal dedicaba un espacio a colectivos sociales, culturales, deportivos… Ahora tampoco. Con la esperanza de recuperar el apoyo institucional y la alegría por el éxito cosechado en el Festival Internacional de Teatro Inclusivo, celebrado en Oldemburgo, trabaja por la inserción y por un mundo sin barreras. Desde el suyo.
A Felipe le conozco desde antes de nacer. Que ya es decir. Le he visto corretear cerca de la tienda de Juan y Petra. Aunque hubo un tiempo en el que le perdí la pista, en los últimos años le he seguido al frente de diferentes campañas. Desde que conversamos más me he dado cuenta de que no soporta las injusticias. Así que lo mismo se moviliza para denunciar el estado de nuestro querido y olvidado barrio de los Elementos que reivindica la participación ciudadana como el más legítimo de los derechos. Con hechos. Porque las palabras se las lleva el viento.
El próximo mes de junio su joven Asociación para la Inclusión Laboral de las Personas con Discapacidad Intelectual cumple dos años. Aunque ha crecido desde su presentación en el Espacio Cultural MIRA todavía necesita muchos más socios para sacar adelante sus proyectos. Alguno con tanto éxito fuera de nuestras fronteras como el de Teatro que forma actores y actrices profesionales independientemente de su capacidad intelectual. Con Almudena Santos, directora del grupo La Tramoya, al frente.
Profetas
Aunque no ha salido mucho en los medios, el pasado mes de febrero seis de ellos participaron, con una original adaptación de Bodas de Sangre, en el Festival Internacional de Teatro Inclusivo celebrado en Oldemburgo (Alemania) y dejaron alto el pabellón español y madrileño. De la muestra regresaron con tres premios: Mejor Actriz -Laura Moreno- y Mejor Actor -Javier Jiménez y Guillermo Peidro-. También felices como perdices y con las fuerzas renovadas para seguir con sus clases en Matadero Madrid y representando su repertorio en Plot Point, la sala de Embajadores que funciona como base de operaciones. Aunque los ensayos se realizan también en espacios abiertos en contacto con la naturaleza.
Mercedes Ortuño es la madre de Alejandro Sáez. Su hijo tiene veinticuatro años y ella nunca había imaginado que quería ser actor. Pero asegura que el teatro ha sido mucho más que una terapia y que ha experimentado un cambio radical en poco tiempo. “Desde que Ale forma parte de IgualArte, el programa de teatro e inclusión de APILAD, tiene más seguridad en sí mismo. Es increíble como Almudena, su profesora, saca todo el potencial de nuestros hijos que tienen tanto que dar… tanto que ofrecer”.
Próximamente también el mejor café y ojalá que, a medio plazo, una atención personalizada en los comercios de Pozuelo de Alarcón. A Felipe le encantaría que la discapacidad intelectual dejara de ser un obstáculo en los trabajos de cara al público. “La integración real pasa por la formación y el trato directo con los clientes en establecimientos hosteleros y comercios de proximidad. No hay otra forma de conseguir la plena inclusión”.
Asunción Mateos Villar
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