Aunque la web del Ayuntamiento asegura que la biblioteca Miguel de Cervantes fue la primera de carácter municipal de Pozuelo quienes hemos conocido la que estaba situada en la planta superior del emblemático y ahora olvidado edificio El Foro sabemos que la realidad fue otra. En concreto, dos pequeñas salas en las que olía a madera y reinaba el silencio; sólo interrumpido en invierno por el ruido del goteo interior de los radiadores y en verano por el de las aspas de un ventilador. Los escolares subíamos las escaleras del bloque, dedicado a la cultura, con la mochila a la espalda, en busca de material para preparar trabajos o sacar libros que nos apuntaban en la ficha del cajón alargado clasificado por orden alfabético.
El pasado 7 de noviembre se cumplían dos décadas de la inauguración de la biblioteca central de Pozuelo de Alarcón. Esa que lleva el nombre del genio de la literatura universal y que nació para que la información fuera accesible a los ciudadanos en un espacio más acorde con las necesidades de los nuevos pobladores. La misma por la que pasó Gloria Fuertes a bautizar su sala infantil y esa en la que el próximo lunes 23 de abril -Día del Libro- se presenta la segunda edición del estudio de María Esperanza Morón sobre la historia reciente de la ciudad.
Viajo en el tiempo y me veo frente al esqueleto de la biblioteca Miguel de Cervantes, en una plaza sin nombre en la que se desmontaba la cruz de piedra, con corazón en el centro, de la casa que dejó de ser de Cristo Rey para convertirse en Consistorial. La desaparición de la escultura fue todo un símbolo.
Si me voy más atrás estoy mirando los tomos verdes, granates y azules, con letras doradas en el lomo, perfectamente ordenados en las estanterías de mi primera biblioteca, en la que como ahora se programaban actividades de animación a la lectura infantil hasta con disfraces (alguno reconocerá a Sebas con traje de domador) y los ojos almendrados de la bibliotecaria. Me parecía más entretenido que repasar los elementos de la tabla periódica.
Cuando en 2003 abrió sus puertas la biblioteca Rosalía de Castro en la Estación y Elena Méndez-Leite me invitó a participar con un relato corto en un libro -a propósito de la buena nueva- tuve claro que escribiría sobre el espacio dedicado al conocimiento en El Foro. Pero esa es otra historia. Editada y disponible en la Red de Bibliotecas Municipales.
Asunción Mateos Villar
Ayer en la Plaza, hoy en el Bulevar
En los años noventa del pasado siglo la Feria del Libro de Pozuelo de Alarcón vivió uno de sus momentos más dulces. Las casetas de las librerías se instalaban en la Plaza de la Cultura, junto al Camino de las Huertas, y había pregón inaugural. En ellas firmaban ejemplares de sus libros autores conocidos y reconocidos. Como Pilar Cernuda, Luis de Val o Paloma Gómez Borrero.
Este fin de semana se celebra una nueva edición un poco más lejos, en el bulevar de la Avenida de Europa, dedicada a la gastronomía. Con muchas actividades y una caseta de autores locales por la que esta reportera pasará seguro a saludar a los amigos. A los de siempre, como María Jesús Jerez o Isabel González, y a los nuevos; a los Escritores por Naturaleza.