Con diecisiete años conocí a un viejo manco. Así comienza el libro que Nacho de la Torre acaba de publicar en Hilatura Editorial. “Niebla sobre Madrid” parte de testimonios de protagonistas de la Guerra Civil en Pozuelo de Alarcón, de la observación de restos arqueológicos y del estudio de múltiples fuentes históricas para confeccionar mucho más que un relato bélico. El primer y deseado libro del profesor de Secundaria y Bachillerato es una acertada crónica cercana a la corresponsalía. Que transforma la anécdota y el documento en el hilo conductor de un pasado narrado en presente. John Reed y Ryszard Kapuściński tienen la culpa.

Aquí estamos. Frente a frente. En una terraza. A los pies de la avenida que vio corretear al pequeño Nacho en los años noventa y muy cerca del cerro en el que murió el padrino de su abuela; un irlandés de largas patillas que combatía en la legión. Detrás, Noel de las Heras vigila nuestros movimientos. Preparando sus armas para regresar, como yo, al campo de batalla. Ojalá todas las guerras que se libran en el mundo fueran tan inocuas como la nuestra

El reencuentro con Nacho fue maravilloso. Tuvo su prólogo en los soportales de la plaza Mayor. Venía cargado de libros repletos de grises. Los hizo a un lado para abrazarme a todo color. Había pasado mucho tiempo desde que me dijo que tenía la intención de poner en valor los restos materiales de la Guerra Civil en Pozuelo de Alarcón. Fue en el transcurso de una entrevista que coincidió con el debate político sobre la exhumación de los restos de Franco y que se completó con una expedición a los nidos de ametralladora. Segura de que sería capaz de escribir un libro sobre los combates en el lugar que le ha visto crecer le animé a dar forma a su pasión y le emplacé a otra charla cuando el sueño literario se hiciera realidad. La casualidad quiso que nuestra segunda vez coincidiera con su cumpleaños. Treinta y dos primaveras.

Habíamos quedado para hablar de su libro, “Niebla sobre Madrid”, pero antes quería saber a qué otra cosa, además de a escribirlo, se ha dedicado Ignacio de la Torre en los últimos años. Conocía la existencia del borrador y su minuciosa labor divulgativa a través de redes sociales pero la última vez que charlamos con calma trabajaba en un colegio privado al norte de Madrid y vivía en el primer pueblo de Guadalajara. Ahora Nacho ha vuelto a casa de sus padres e imparte clases de historia en el instituto público Parque de Lisboa de Alcorcón. “Los de mi generación no podemos independizarnos en Pozuelo porque los precios de la vivienda son totalmente prohibitivos; estamos condenados a irnos y que la población se reemplace con las rentas más altas del país”.

Lo dice sereno y con seguridad porque ha llegado a la conclusión de que, salvo que se quede con sus padres hasta los cuarenta o reciba una herencia, tendrá que marcharse. Algo parecido sintió en 2012 cuando estaba en Letonia y decidió quedarse porque regresar le parecía un disparate. Tras vivir algunos años en el extranjero fijó su residencia en El Casar de Talamanca. Ahora no está dispuesto a renunciar a su retiro voluntario. Prefiere estar rodeado de ovejas y caballos. “No encuentro muchas similitudes entre la forma de vida de mis vecinos y la mía. No soporto el tráfico y me veo viviendo en el campo”.

Atentos a sus pantallas

También encuentra diferencias entre dar clase en un centro privado y hacerlo en uno público. Dice que trabaja con la misma materia prima; adolescentes que se comportan de forma parecida pero que existe una desigualdad tremenda a nivel de recursos. Es como si los institutos públicos quisieran parecerse a los privados pero es un quiero y no puedo. Como canalizar el potencial de los chicos y chicas a pesar de las nuevas tecnologías.

  • ¿Cómo es la generación con la que compartes aula?

Son adolescentes puros y duros. Cuentan con una serie de ventajas que han acabado convirtiéndose en desventajas. El acceso temprano a las nuevas tecnologías juega en su contra y además disponen de muchos lujos que no han tenido otras generaciones. Darles un dispositivo electrónico tan pronto y confiar en que sepan hacer un buen uso de la herramienta sin haber dedicado el tiempo suficiente a explicársela no es bueno. Lo importante es poner límites porque tengo claro que el alumno que la gestiona correctamente profundiza más en los contenidos y sabe investigar. Pero los que no tienen esas tablas -la inmensa mayoría- acaban con graves problemas de atención y adicción. Eso les penaliza mucho a nivel de lectoescritura. Y no son conscientes. Es tremendo.

Comparto su tesis pero estoy convencida de que no todo está perdido. El autor de “Niebla sobre Madrid” asegura que no lo está y me confirma que sus alumnos tienen una serie de inteligencias más desarrolladas que nosotros y una memoria visual increíble que les hace capaces de identificar las imágenes y comprenderlas de forma instantánea. Respecto a su asignatura, la historia, dice que les interesa, no tanto por entender el pasado sino por entenderse a sí mismos, y que gracias a youtubers e influencers están muy pendientes de la actualidad. “El tema de la guerra de Ucrania lo han seguido con un nivel de detalle que me ha permitido estudiar en clase la Segunda Guerra Mundial, establecer paralelismos con la Guerra Civil Española y dejar claros conceptos como la universalidad del horror más allá de ideologías”.

Hablando de ideologías… Nacho piensa que la búsqueda de información entre los menores a través de una vía alternativa, más elegida y contracorriente, ha dado pie a que algunos discursos hayan calado y de qué manera. Comprueba a diario que entre chicos y chicas muy jóvenes, pertenecientes a clases sociales bastante desfavorecidas, está proliferando una forma de pensar radical y un rechazo a cuestiones como la homosexualidad, el feminismo o el ecologismo. “Creo que la nueva extrema derecha se ha dado un baño de rebeldía con el slogan de estar en contra de lo establecido, de lo políticamente correcto, con discursos poco coherentes o estructurados”.

El suyo es como una clase magistral. Es un placer escucharle contar como utiliza una metodología mixta y trata de sintonizar con la frecuencia de sus alumnos. Porque el aprendizaje basado en proyectos y la puesta en práctica del conocimiento adquirido son claves pero también el análisis o la comparación con situaciones actuales con las que están más familiarizados. Por eso, recurre al cine y a los videojuegos y les pone ejemplos de cantantes o deportistas con los que se sienten identificados. “Alguien podría pensar que es frivolizar pero yo creo que cuando hablas su mismo idioma se sienten más cómodos y asimilan mejor la materia”.

Mientras escucho sus planteamientos pienso lo que me habría gustado que Nacho de la Torre hubiera sido mi profesor de historia en el Camilo José Cela y no aquel tipo extraño que me suspendió la asignatura por recriminarle en clase una actitud impropia y que luego llamó a mi casa haciéndose pasar por un amigo de mi padre. Afortunadamente corren otros tiempos. Tiempos en los que un maestro treintañero es capaz de escribir un libro revelador y enseñar la asignatura construyendo maquetas o escuchando cánticos. “Porque no hay mejor manera de saber lo que es una iglesia románica que recreándola ni de conocer la reunificación de Italia o Alemania que escuchando himnos y analizando sus letras”.

Seguimos intercambiando impresiones a propósito de docencia y docentes. Sobre la influencia de sus profesores, la disciplina sin renunciar a la cercanía con el alumno y el bilingüismo; es partidario de impartir en inglés los contenidos universales y los nacionales en español. Hasta que se me ocurre decirle y eso que venías a hablar de tu libro. Suelta una carcajada y le lanzo una pregunta previa. Según el maestro es la más importante de las que le he hecho hasta el momento. Disparo.

  • ¿Cuánto de vital es que los chavales adquieran el saludable hábito de la lectura?

Mucho. Es fundamental y si además me preguntas cuánto leen la respuesta es muy poco. Ya no hablo de leer historia hablo de leer en general. Es tan poco frecuente que cuando ves a un chico o a una chica leyendo un libro en el patio o a la hora de comer lo primero que se te pasa por la cabeza es que no está bien. Y es todo lo contrario. Estos alumnos despiertan en los profesores una curiosidad tremenda. Hay algo especial en ellos y en las familias que han conseguido sentir y transmitir que el conocimiento además de poder es diversión. No se trata solo de leer para aprender sino para evadirse, disfrutar o viajar… es una forma de ocio. Al margen de las nuevas tecnologías leemos y escribimos menos y eso se traduce en problemas de estructuración de ideas o de ortografía. No se sabe pensar.  Cuando corregimos exámenes vemos un nivel cada vez más bajo. El problema fundamental de la educación en este país es que algo tan básico como la lectura o la escritura han pasado a un tercer orden desplazadas en parte por las pantallas. Ahora niños con dos o tres años se desenvuelven con ellas a gran velocidad. Para leer un libro se necesita más tiempo; hay que descubrir escenarios, protagonistas, antagonistas… Vivimos en la sociedad de lo inmediato; pedimos comida y llega en media hora, un taxi y viene en cinco minutos, un domingo por la noche nos falta leche y el supermercado está abierto. Esta generación no sabe esperar pero aprenderá a hacerlo. La vida te enseña a esperar.

Fotos, mapas y Botones

Cuatro años ha tenido que esperar para sostener a su retoño quien expuso en El Foro Cívico-Cultural. Hay que remontarse a 2011 para encontrar el origen de “Niebla sobre Madrid” y a la inmersión de Nacho en archivos en busca de fotografías de la Guerra Civil en el noroeste madrileño. Fue el comienzo de una obsesión quijotesca. Con fortines en vez de molinos. Entonces era estudiante en la universidad y tenía poca experiencia manejando fuentes documentales o archivísticas. A juzgar por las últimas páginas de su bautizo de fuego ahora es especialista en la materia.

  • Lo primero que revela “Niebla sobre Madrid” es un preciso y meticuloso trabajo de investigación…

Desde que hace más de diez años contacté con el historiador Javier Martínez para poner voz a las fotografías que se expusieron en El Foro sobre la Guerra Civil en el noroeste madrileño no he parado de documentarme. De algún modo se fue gestando una cápsula de información que ha culminado con la publicación de mi libro. Cuando metí los dedos en los impactos de bala del muro de Huerta Grande la búsqueda se convirtió en una obsesión casi sensorial. Que no tenía que ver con el pasado. Yo veía en mi presente que quedaban restos de la contienda y que además estaban desapareciendo a gran velocidad. De ahí mi afán por buscar por las fincas casquillos o restos de metralla sin entender todavía lo que había pasado aquí. Fue en uno de mis viajes a Moscú cuando, investigando sobre las brigadas internacionales, busqué la palabra Pozuelo y apareció documentación que me hizo pensar que las operaciones en el municipio debieron de ser de gran envergadura. Luego conocí a Emilio Álvarez Capellari, miliciano del batallón sindicalista Ángel Pestaña, último testigo de los episodios militares que se narran en “Niebla sobre Madrid”. Entablamos una bonita amistad. Algunas de las revelaciones que me hizo han quedado plasmadas en papel. Como que vinieron engañados, pensando que en Pozuelo de Alarcón descansarían, y les pusieron a cavar trincheras con cucharas, cuchillos y la espalda destrozada. Botones sabía que esta plaza no iba a ser un bocado fácil. Hace algunas navidades no me abrió la puerta de su casa. Y sus vecinas me contaron que se había marchado para siempre.

  • ¿Cuáles han sido los principales obstáculos que has tenido que salvar para publicar el libro?¿Qué nos vamos a encontrar en “Niebla sobre Madrid”?

La cantidad de material que había recopilado como fotografías, mapas militares o periódicos. Eso supuso un problema. Porque tenía que darle forma. Las más de cuatrocientas páginas del manuscrito original se han quedado en poco más de doscientas y estoy encantado con el resultado. La labor de revisión de las editoras de Hilatura, Sara y Deborah, se refleja en el libro aligerando una narración acompañada de imágenes y esquemas de batallas. La intención no era sentirme autor de la obra sino recoger la memoria de sus protagonistas. Porque esta historia la cuentan los oficiales del ejército republicano y del ejército franquista. Yo solo la interpreto tratando de ser objetivo. He intentado que el relato fuera sobre todo coherente. “Niebla sobre Madrid” es un homenaje a todos los que combatieron con la certeza de que hacía falta un cambio en España para que este país fuera a mejor. Sin embargo, un país nunca sale más fuerte de una guerra sino lleno de mutilados, viudas y cunetas.

Este verano Nacho quiere alejarse del frente y de la niebla. Dejar a un lado el cuerpo a cuerpo. No ve el momento de meter la bicicleta en la furgoneta y lanzarse a recorrer Europa. Aprovechando que su lesión de rodilla -herida de guerra en otro campo de batalla- le ha dado un respiro. Para curarse del todo. Lejos del noroeste de Madrid y los combates que le han dejado exhausto.

Asunción Mateos Villar
Fotos: Noel de las Heras