Un paseo imaginario por la Feria del Libro de Madrid. Aunque todo lo que escribo es real. Tanto como que el domingo 12 a las 12 firmará Soledad Puértolas en Cafebrería ad Hoc.
Mis recuerdos de la feria del libro están unidos a la infancia y la adolescencia. Era el ritual de todos los años. Pasear por las casetas, guiados por mi padre, pero siempre con descubrimientos al azar. Y volver a casa llenos de libros. Luego creo que fui alguna vez solo, o con mi amiga Marlen, pero no estoy seguro. La última quizá el año que Gloria Fuertes me dedicó su “Historia de Gloria”.
Ahora que no creo que resistiese tan largo paseo, me dedico a disfrutar virtualmente. Comparto la alegría de Lola Vivas y su Cafebrería ad Hoc, que están en la caseta 102. Allí, tras autores como Isabel Ordaz Milena Busquets, Ignacio Peyró o Manuel Jabois, firmará el domingo 12 su “Cuarteto”, Soledad Puértolas, pozuelera de pro y académica.
Aprovecharía para pasarme por Librerantes (36), ahora que Cristina Fallarás reivindica a la reina Juana I de España, mal llamada “la loca”. Allí tendrán el maravilloso libro de Maria-Milagros Rivera Garretas, editado por Sabina e ilustrado por Mariana Laín.
Otra parada sería en Pretextos, y me haría con su edición de “La gallina ciega”, de Max Aub. Un libro imprescindible. El pasado 2 de junio, Aub hubiera cumplido 119 años. Siempre por reivindicar.
Lo malo de las visitas virtuales es que te pierdes el inseguro y a veces atractivo azar: ese libro a por el que vas, pero de pronto te ves atraído por otros que le rodean, o esa caseta que llama tu atención, o ese escritor con el que no contabas.
Me pasaría a saludar a los Tipos Infames, en la 59, y también por Huerga y Fierro Editores, para charlar un rato con Charo y Antonio en la 296. Y por Rafael Alberti (180), que tan buenos directos ofrecieron durante la pandemia.
Otra parada en Reino de Cordelia, editores de dos clásicos de Mariano Sánchez Soler, aunque me gustaría encontrar el último que acaba de publicar el Instituto Juan Gil-Albert de Alicante, sus relatos completos 1972-2020: “Recuento general”.
Pero no podría dejar de recalar -querencias riojanas- por la 320, en la que nos encontraremos con Pepitas de calabaza/Fulgencio Pimentel.
Y acabaría con Javier Fórcola (375), al que conocí gracias a Alvar Haro y Trieste, una de las ciudades literarias por excelencia. Con él Juan Manuel Bonet y Luis de León Barga.
Ay, es una pena no estar para tan largos paseos. Pero como soy un optimista nato, acabo con unos versos de Miguel Hernández, que descubrí en facebook gracias a Teresa Álvarez Aub, e hice míos: “Esperar. No cansarse de esperar la alegría. Sonriamos”.
Jesús Gironés
Javier Fórcola y Andrés Amorós