El 9 de diciembre de 1930 la Comisión Municipal Permanente del Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón decidió poner el nombre de Antonio Becerril a un camino vecinal que tenía su entrada en la carretera de Carabanchel y se prolongaba hasta la Colonia de la Paz “como acto de deferencia en la persona de tan respetable señor” que ocupo dos veces el cargo de Ministro de Hacienda. Gracias a su nieta, Soledad Becerril Bustamante, la primera mujer que ha ocupado el cargo de Defensor del Pueblo desde 2012 y hasta el pasado mes de julio, La Voz de Pozuelo, tiene copia de la nota oficial firmada por el entonces Alcalde, Dámaso Zarzalejos.

Antonio Becerril y Lagarda nació en Madrid en 1870. Fue alumno de las facultades de filosofía, letras y leyes donde obtuvo la licenciatura de derecho. Ingresa en el cuerpo de abogados del Estado llegando a ocupar la jefatura del Negociado hasta que en 1921 es nombrado Director General de Rentas Públicas y Contribuciones, cargo que desempeñó durante una década.

También fue ministro de Hacienda -de forma interina- en dos ocasiones; en marzo de 1926 y en enero de 1930 en sustitución de Calvo Sotelo. Poco antes había sido condecorado por el rey Alfonso XIII con la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil. En 1931 fue nombrado magistrado del Tribunal Supremo en la vacante producida por Antonio María de Mena, abandonando su cargo en el Ministerio de Hacienda. Murió el 24 de enero de 1934.

En coche de caballos

La relación de Antonio Becerril con Pozuelo tiene que ver con su madre que, a mediados del siglo XIX, compra unos terrenos al señor Linares en una recién nacida colonia que había conquistado, por su tranquilidad y la calidad de sus aguas, a muchas gentes ilustres que tenían aquí su segunda residencia. El abogado y político se desplazaba hasta su hotelito en coche de caballos y durante el trayecto pensaba en las moreras que tenía previsto plantar para asegurarse buena sombra.

A la colonia de la Paz acudía con su esposa Soledad Miralles y Salabet y sus cuatro hijos varones. El mayor, Enrique, levantó una vivienda a medio camino entre el pueblo y la estación –Cuatro Pinos-, Juan heredó la casa de su padre, Antonio echó raíces en Andalucía y José falleció sin descendencia.

La villa de recreo de los Becerril todavía existe pero no hay ni rastro de su esplendor de antaño. Lo más llamativo de la construcción principal eran la biblioteca y la escalera de caracol que conducía a las estancias de la planta superior; las principales con balcón o mirador. El jardín estaba presidido por fuente ornamental de corte clásico.

Además de cuidar sus árboles otra de las aficiones de Antonio Becerril era anotar en una libreta que todavía se conserva las distancias que había entre diferentes lugares de Pozuelo; desde la barandilla al puente, de la plaza a La Inseparable, de ahí a La Poza…  También era un gran aficionado al teatro y hasta hizo sus pinitos como actor representando alguna comedia de los Hermanos Quintero -como Amor que pasa- en el círculo recreativo de la colonia de la Paz, más conocido como Casino, en el verano de 1923.

Asunción Mateos Villar