Su abuelo le regaló un acordeón a los ocho años y no le quedó otra que aprender solfeo. Así podía colocar mejor los dedos en el palo de la raqueta que usaba como guitarra. Soñaba con vivir de la música y lo ha conseguido. Aunque es doctor en periodismo. Gran Hermano supuso un antes y un después en su carrera. La televisión llegó para catapultarle a un mundo desconocido: el éxito. Pero no perdió la cabeza. El cantante de Iguana Tango lleva décadas componiendo e interpretando canciones. En los últimos años ha producido varios discos para otros y ha editado seis óperas rock bajo el nombre de Legado de una Tragedia. La última sobre las pinturas negras de Goya. Ahora está escribiendo bandas sonoras para películas de cine mudo, en proceso de restauración, y centrado en Entrelazados; un proyecto musical con su pareja Chus Herranz. Ah! también canta en La Ruleta de la Suerte.

¿Cuál fue tu primer contacto con el mundo de la música?¿Cuándo descubres que es lo tuyo y que te gustaría vivir de ello?

La verdad es que no tengo recuerdo de que hubiera un momento en que pensara eso, siempre estuvo conmigo, desde muy pequeño. Mis padres no eran músicos, todo su afán era que yo estudiara una carrera y que tuviera un trabajo convencional, no me apoyaron especialmente, pero tampoco me pusieron trabas. Entendieron que era mi sueño y lo respetaron. Mientras otros niños querían jugar a la pelota, yo cogía una raqueta a modo de guitarra y me ponía a cantar canciones de los Beatles.

Además de un doctorado en periodismo ¿Tienes formación musical?

Mi abuelo me regaló un acordeón con 8 años y a los 9 entré en el conservatorio a aprender solfeo. Por entonces no me gustaba mucho, todo era muy técnico, pasabas el día solfeando, leyendo partituras… era un poco frío. Pero luego me ha servido de mucho a lo largo de mi carrera, sobre todo cuando empecé a escribir obras sinfónicas y bandas sonoras.

La mayoría te conocemos por ser el cantante del grupo Iguana Tango pero también tuviste otro llamado Whiskey Viejo ¿Cuál fue primero y en qué se diferencian básicamente?

Iguana Tango fue mi banda de toda la vida. La monté cuando tenía 18 años con amigos del barrio y estuve 20 años en ella, editamos siete u ocho discos, tuvimos seis números 1, un disco de oro… Fue una carrera muy bonita y escribimos algunas canciones que han quedado tatuadas en el corazón de una generación. Whiskey Viejo llegó después, en torno a 2011. Yo quería hacer un grupo más rock, más influenciado por la música de los 70, el rock vintage, el blues… y nos juntamos un grupo de músicos profesionales que sentíamos esa música, Borja Montenegro, que ahora está con Sabina, Ricardo Esteban que es el bajista de Amaral, Jorge Ogea que es el guitarrista de Luz Casal… Editamos un disco que tuvo muy buenas críticas, pero desgraciadamente falleció nuestro batería, Toni Vázquez y eso fue un mazazo muy duro. Intentamos seguir, pero al final la cosa se fue diluyendo.

¿Por qué el nombre de Iguana Tango?

En la época solíamos decir Iguana porque somos unos bichos y Tango por lo pasional… pero simplemente eran dos palabras que nos gustaban como sonaban juntas y que evocaban un poco la música que hacíamos

Vuestro gran éxito llegó en 2008 con canciones como Te perdí ¿Qué recuerdas aquellos años?

Fueron años de locura. Un día estábamos tocando en un garito de Madrid para treinta personas y una semana más tarde salimos tocando en un programa de TV, en Gran Hermano. A las tres semanas éramos número 1 en los 40 Principales. El éxito es así, aparece de repente y te catapulta a un lugar desconocido donde hay que hacer equilibrios en el alambre para que no se te vaya la cabeza. Afortunadamente nos llegó cuando ya teníamos 28 años, y diez de carrera a nuestras espaldas y pudimos controlarlo. Recuerdo que me decía a mí mismo, ni eras tan malo hace tres semanas cuando te iban a ver 30 tíos, ni eres tan bueno ahora que tocamos para 6000.

Cuéntame que pasó hasta alojarte en La Ruleta de la Suerte ¿Cómo surge convertirte en su banda sonora?

Yo conocía al director musical, Chema Bejarano, de haber trabajado con él precisamente en GH. Luego habíamos trabajado juntos en otros eventos. Cuando le sugirieron desde La Ruleta montar una banda, pensó en mí, porque conocía el medio televisivo, sabía que era un cantante versátil que me amoldaba a un trabajo tan exigente de cantar miles de canciones diferentes, de géneros distintos… y tocaba además la guitarra. Fuimos un día al plató a tocar algunas canciones, creo recordar que hicimos una de Coti, otra de Rocío Jurado… no había nadie, solamente gente de la cadena, el director del programa, producción… les gustó, y allí llevamos 10 años.

¿Qué ha hecho Joaquín Padilla en los últimos años musicalmente hablando?

Buff, muchísimas cosas. He editado seis óperas rock bajo el nombre de Legado de una Tragedia, donde mezclo el rock duro con orquesta sinfónica, con temáticas oscuras, como Edgar Allan Poe o La Divina Comedia. La última entrega la edité este año sobre las pinturas negras de Goya. También estoy escribiendo bandas sonoras para películas de cine mudo que están restaurando pero sobre todo ahora estoy centrado en Entrelazados, un dúo que hemos montado la cantante Chus Herranz y yo y que hemos lanzado ya dos Eps, “El amor es la respuesta” y “La vida es hoy”. He producido varios discos de bandas en mi estudio Estudios Espartanos y ahora mismo estoy terminando una producción de una banda madrileña que se llama 8 Cuerdas. No me he aburrido mucho en los últimos años.

Háblame de Entrelazados  y de tu faceta de productor en Legado de una Tragedia Oficial

Entrelazados es un proyecto maravilloso que tengo junto a la que para mí es una de las mejores voces que hay en nuestro país. Chus tiene una dilatada carrera, ha hecho veintiún musicales, ha hecho giras internacionales con grandes artistas como Raphael o Isabel Pantoja, ha estado en Eurovisión… tiene una voz privilegiada. Coincidimos trabajando en un espectáculo revival de los 80/90 donde cantábamos muchos duetos y la gente nos decía: vuestras voces empastan increíble, ¿Por qué no hacéis temas vuestros? Nosotros ya nos habíamos dado cuenta de esa magia que surgía cada vez que nuestras voces se unían, así que empezamos a escribir. Tenemos una sensibilidad muy parecida y entendemos la música como una manera de crear emociones, por eso nuestras letras son tan cuidadas y cuentan nuestra historia como pareja desde la verdad, desde el corazón. Crecimos escuchando a Michael Jackson, Elton John, Queen… creemos en las grandes canciones, con grandes arreglos y con cosas que contar.

Lo de tocar con otros grupos de los ochenta y los noventa ¿Cuándo y por qué comienza?

Llevo aproximadamente 11 años colaborando con Pop Tour y haciendo este tipo de conciertos ¡Los artistas con los que toco son los culpables de que hoy sea músico! Hacen la música que escuchaba cuando tenía la edad de mi hija y ahora tengo el privilegio de compartir escenario con ellos y cantar algunas de sus canciones. Es uno de esos regalos que tiene esta profesión. Yo crecí escuchando a La Frontera, Los Rebeldes, La Guardia, Tennessee… y ahora toco con ellos y tengo el honor de que sean mis amigos.

Háblame de tu experiencia con Estudio13 y de las claves de actuar en un escenario compartido…

He trabajado en muchas ocasiones con los chicos de Estudio 13 y la verdad es que es un placer porque siempre hacen montajes potentes, cuidan mucho los equipos, el sonido… y cuidan mucho del  artista. Los escenarios compartidos tienen un lado bueno y otro no tan bueno. El malo es que como en el cartel hay varios artistas, tocas menos tiempo, la duración es más corta, y cuando estás a tope, con el público entregado tienes que dar el relevo a un compañero, y es un poco corta rollo, pero por otro lado, como te decía antes, estás rodeado de amigos, y hay tan buena vibra que cada show de Pop Tour es una auténtica fiesta.