El corazón de Pozuelo está patas arriba. Porque es agosto. Obras aquí y allá que suben la temperatura de una zona caliente que ahora se refresca con la fuente situada delante del espacio cultural. La construcción del edificio de la plaza del Padre Vallet y los trabajos de acondicionamiento y limpieza en la plaza Mayor hacen que el paseo para el peatón sea de todo menos agradable. Menos mal que todo lo que empieza tiene un final. Como la rehabilitación del barrio de Las Flores.
Nueve meses de máquinas, ruido, polvo y molestias. Que los vecinos han aguantado estoicamente -o casi- y que se han traducido en un barrio a estrenar y un nuevo acceso desde la calle Doctor Cornago. El Ayuntamiento ha invertido cerca de un millón de euros en la recuperación de varias calles que pedían a gritos un cambio. A mí me gusta el resultado del conjunto residencial; sobre todo la ordenación de las plazas de aparcamiento, las escaleras y la rampa pero creo que los vecinos tienen mucho que aportar y que deberían ser escuchados. Me cuenta Demetrio que en la calle Las Flores sólo hay luz en una de las aceras y que resulta hasta molesta. Sobre todo en su fachada. Dos farolas en menos de cinco metros. Propone alternarlas en las dos aceras para asegurar una iluminación más suave. También me muestra como en Martínez Bande no hay ninguna señal que indique que no se puede girar a la izquierda y que eso convierte la salida en peligrosa. Algo que se solucionaría colocando una placa de dirección obligatoria. Los parquímetros que estaban y ahora no están tienen un poco despistado al personal. Carmen desde su tienda ha comprobado que quienes visitan el barrio para realizar compras o gestiones no los encuentran y no tienen muy claro si deben o no pagar ni donde se han colocado ahora las máquinas. Evidentemente son males menores pero tienen arreglo. Como la señal del paso de peatones que le han colocado a Dani delante de su bar. A las once de la mañana estaba encendida y evidentemente el final de Las Flores no es zona de colegios. Ni el suyo un club de carretera. Se llevaría una alegría si al volver de sus merecidas vacaciones se encontrara el poste en el otro lado. La grieta y el muro Detalles aparte echo de menos la modificación de la escalera y la rampa de Escalinata. Con lo bonita que ha quedado la que conduce a la vía que rinde homenaje al médico del pueblo no consigo entender porque no se ha renovado la actual que tiene unos cuantos años y que rompe con la estética del entorno. Si la explanada de Correos y del almacén de la frutería se ha renovado ¿Por qué no se ha hecho lo mismo con el acceso al soportal? Probablemente tenga una explicación. Quizás sea hasta razonable pero es una pena. Como el estado que presenta el bloque de la calle Salud. Menuda grieta. Alguien debería hacer algo. Y con la torre situada justo en frente y que, al contrario de lo que muchos pensaban, no ha hecho las maletas durante las obras. El Ayuntamiento ha construido un nuevo colector que ha mejorado la red de saneamiento y ha regulado el aparcamiento con la creación de medio centenar de plazas incluidas carga y descarga y para personas con discapacidad. Además ha nacido una nueva entrada y se han eliminado barreras arquitectónicas. De día el entorno* es otro. De noche está muy bonito. Y ha caído el viejo muro del barrio. En su lugar hay una verja que permite ver los árboles que han sobrevivido al paso del tiempo en lo que en su día fue patio comunal y la fachada de la asociación más antigua de Pozuelo; La Inseparable.
Asunción Mateos Villar Texto y reportaje fotográfico
(*) Para culminar la rehabilitación se va a mejorar Sagunto y el pequeño tramo de Norte que nace al final de Las Flores y muere en Luis Béjar.