Sed de libros en días que como cada año no me acostumbro a la lluvia. Menos mal que me descubren temazos como “Ces gens la” (“Esa gente”), de Jacques Brel. O me pongo a escuchar a los Sonic Youth o Einstürzende Neubauten, quizá invadido por la nostalgia de los tiempos Barrio Séxamo, el garito mas cosmopolita de Pozuelo. El jueves por la tarde cita con Ana Rossetti y su último libro publicado: “Punto Umbrío”. No digan que no les aviso.
En La Voz voy tan a mi aire que a veces me como la actualidad. Y no es bueno. Me quedé sin escribir sobre la fantástica exposición de Óscar Seco y Luis Pérez Calvo en Cafebrería ad Hoc, ese lugar único en Pozuelo para los amantes de los libros y la literatura, el arte, la escritura, la conversación… el vino, la cerveza y el café. Y los cocteles de Alberto, hay que probar los de absenta, esa que entusiasmaba a Rimbaud y Verlaine. Óscar Seco es creador de un mundo apocalíptico, en que la guerra se ha hecho cotidiana, como las batallas que en el se suceden, con ese golpe (de coctel) tan surreal. Seguro que conocen su trabajo de ARCO.
Luis Pérez Calvo ha hecho del tebeo su fuente de inspiración junto con el Madrid castizo de el Rastro y de Galdós, verbenas, coches de choque y zarzaparrilla -que yo también se lo que es-. The Clash, The Velvet Underground, Elvis Presley, Los Rolling o los Ramones también configuran una estética que reivindica los programas de cine de sesión continua, y que ha podido verse en La Casa Encendida o en el museo Patio Herreriano
El jueves 15 Ana Rossetti estará en Cafebrería ad Hoc para charlar de su último libro con Charo Fierro, “Punto Umbrío” (Huerga y Fierro). De él dice Mª Teresa Navarrete: «(…) “funciona como un tratado de amor contemporáneo donde las tradicionales enseñanzas se sustituyen por hallazgos. En este descubrimiento del amor, la autora cuenta con dos aliados, San Juan de la Cruz y San Agustín».
Yo siempre recuerdo aquel ejemplar de “Indicios vehementes”, que compartí con Ute Kadner, y me devolvió -deslumbrada- lleno de notas. Nunca llevé a Ana Rossetti a casa de Ute, pero ya me lo he perdonado. Aquella casa, en que todavía se recibía como en los salones del XVIII, y se vivía su eco.
Hablar de Ana Rossetti es hablar de cultura viva, agitadora desde antes de los ochenta, lo mismo iba a la casa, luego mítica, de sus amigos los Costus, que organizaba historias en el Oliver, o los fascinantes “Miércoles de crimen”, con el añorado Mario Merlino, que nos embarcaban en los caminos de la Condesa Sangrienta y Pizarnik…
Ana Rossetti, que proviene del ámbito teatral -y de una infancia deslumbrante, para quién esto escribe, llena de anécdotas maravillosas-, desarrolla su actividad en los campos de la poesía, la narrativa y el teatro. Ha obtenido los premios Gules (1980), el Juan Carlos I (1985), y el premio La sonrisa Vertical (1991). Su último libro, el maravilloso y muy recomendable “Deudas contraídas” (La Bella Varsovia), fue distinguido con el premio “El Público”, al mejor libro de poesía en 2016. Tiene la medalla de Plata de la Junta de Andalucía al conjunto de su obra, y el premio Meridiana, que otorga el Instituto Andaluz de la Mujer.
Y Le frere y su “Festival de Canes” inunda las paredes de Cafebrería ad Hoc. Auténticos perros hermosos, y os lo digo yo, que aunque se que nadie te ama como un perro no soy muy fan. Pero de la exposición hablamos antes de que acabe el mes.
Jesús Gironés
Ana Rossetti y Mateo Liébana en El Foro de Pozuelo
«Caídos del cielo» de Óscar Seco
Obra de Luis Pérez Calvo
Uno de los protagonistas del Festival de Canes de Le frere