María Esperanza Morón García nació en la Carretera de Carabanchel en los años cincuenta. En una vivienda levantada por Regiones Devastadas porque la casa familiar fue destruida durante la guerra. A los tres años se escapaba al Divino Maestro. Tenía tantas ganas de aprender que atravesaba, con frecuencia y sin permiso, la parcela que separaba su casa del colegio. El centro, levantado en la República, debía inaugurarse el curso 1936-1937 pero no pudo hacerlo hasta el final de la contienda. Cuando pudo acudir a clase se convirtió en alumna destacada y con una  beca de 500 pesetas, concedida por la desaparecida Hermandad de Labradores de San Isidro, sus padres compraron los libros para que pudiera comenzar primero de Bachiller. Aquello supuso el comienzo de una intensa relación con la docencia.

La Cronista Oficial de la Villa ha trabajado durante 46 años como profesora en el colegio San Luis de los Franceses. La tarde en que nos vimos para repasar su trayectoria hablamos más de lo habitual… ¡que ya es decir! Nos encanta conversar de Pozuelo y Esperanza es una autoridad en la materia. Lleva años investigando sobre el pueblo en el que vino al mundo, con la ayuda del doctor Cornago, y analizando su conversión en gran ciudad.

Es inasequible al desaliento. Ahora ha descubierto un hallazgo importante relacionado con el retablo de la Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora y sigue la pista de la vida de Lorenzo Tiépolo, pintor y grabador italiano del siglo XVIII, que podría haber fallecido en Pozuelo de Alarcón. “Comprobar que efectivamente eso es así requiere consultar diferentes archivos y fuentes. En esas estoy. Disfrutando porque la investigación es lo que más me gusta”.

También viajar y ha visitado países de los cinco  continentes. Conocer mundo es una de sus grandes aficiones. Si tiene que elegir ciudades que le han marcado se queda con Estocolmo; por su bella combinación de monumentos, agua y vegetación, San Petersburgo por las grandes avenidas y los espacios abiertos y Nueva York. “La ciudad de los rascacielos me sorprendió y aunque he estado tres veces no descarto una cuarta. Yakarta me pareció un caos enorme y donde no volveré, al menos como turista, es a India”.

Donde siempre regresa es a los orígenes. A los nuestros y a los suyos. Recuerda sus primeros maestros. A la profesora que avisaba a su madre y le pedía que no la dejara escapar al colegio porque le iba a buscar un disgusto al no tener todavía la edad. A Don Román que le preparó el primer curso de Bachiller en el Divino Maestro y, por supuesto, a Gerardo Diego, el profesor y poeta que firmó su nota de literatura, como alumna libre, en el instituto Beatriz de Galindo.

A finales de los cincuenta y principios de los sesenta del pasado siglo estudiar el Bachiller en Pozuelo no era sencillo. Sobre todo porque no existían centros públicos en el pueblo y desplazarse a Madrid suponía un desembolso que muchas familias no podían afrontar. A los padres de Esperanza les vino bien la beca de 500 pesetas que la Hermandad de Labradores de San Isidro -de la que fue presidente Isidro Gómez– concedió a su hija por ser una alumna brillante. Que, sin embargo, tuvo que superar obstáculos y escuchar comentarios tan desafortunados como aquel de no sé para qué estudias tanto, total una mujer con que sepa las cuatro reglas tiene bastante porque luego se casas… y con eso tiene bastante. Una chica de su época tenía que pensar en formar una familia y no en ampliar su formación académica. Pero es terca. Quería dedicarse a la enseñanza y contó con el apoyo de sus padres. Sobre todo de su madre que se quedó con las ganas de estudiar enfermería.

La apertura en el pueblo de la Academia Roma supuso una auténtica revolución. Como la llegada del colegio Delfos a la estación de la mano de María Teresa Angulo, hija del médico y catedrática de francés en el instituto San Isidro de Madrid. En el centro de la calle Martínez Bande, dirigido por José Luis Rosales y su esposa, Esperanza acabó el Bachiller Elemental y aprendió mecanografía y taquigrafía. Porque el saber no ocupa lugar.

Lo que sí ocupa es espacio. Sobre todo si una se dedica a guardar todo lo que tiene un valor histórico para Pozuelo de Alarcón con el objetivo de que no se pierda. Gracias a esa preocupación y a un amor por sus raíces, que le llevó a realizar su tesis doctoral sobre Pozuelo de Alarcón y convertirse en la primera mujer nacida en Pozuelo que alcanza el título de doctora, conocemos mucho sobre nuestro pasado.

La Poza y otras fuentes

María Esperanza Morón García lleva toda la vida vinculada a Pozuelo de Alarcón. La mayoría de sus fotografías de infancia y juventud se tomaron aquí. Como la de su Primera Comunión, con su padre, a las puertas de una iglesia en la que ha pasado cientos de horas consultando los libros sacramentales. Como la captada en el tabloncillo de la plaza de toros que se levantaba en el coso en el que en tiempo atrás vivieron sus abuelos; en la que ahora mantea el pelele y luce mantón durante el baile de la Fiesta de las Viejas.

Hace unas décadas le pareció buena idea que el premio literario Gerardo Diego para adultos tuviera una versión escolar. Por eso, lo propuso y a petición de la entonces concejal de Educación, María Luisa Grande, redactó las bases. Hoy es la única categoría que se mantiene. Sin embargo hay tanto que mantener…

Sin ir más lejos, las costumbres, las tradiciones y la historia. Por eso surge la Asociación Cultural La Poza ¿Cómo recuerdas su nacimiento?

Yo me doy cuenta de que cada vez viene más gente a vivir a Pozuelo. En los años 50 y 60 de provincias y en los 80 de Madrid. Compruebo que ni unos ni otros conocen la historia de Pozuelo de Alarcón ni sus costumbres. Entonces comienzo a darle vueltas a la idea de crear la asociación cultural para que los nuevos vecinos conozcan nuestra historia y transmitir o mostrar las tradiciones  de Pozuelo y se la cuento a Resurrección Llorente. Pertenecíamos a la última generación que las había vivido porque a principios de los años 70 la mayoría se habían perdido. Pedimos a la gente mayor que nos transmitiera conocimientos y experiencias. De esta forma surge la Asociación Cultural La Poza –inscrita con el nº 1 en el Registro Municipal de Asociaciones- y en paralelo un archivo fotográfico. Luego llegaron otros proyectos muy importantes como el Archivo de Fuentes Orales, el primero de España que se admitió en el Archivo Histórico Nacional. El objetivo era preservar la historia porque el Archivo Municipal había sido destruido durante la guerra civil.

En 1990 la Asociación Cultural La Poza daba sus primeros pasos. En los años siguientes un equipo de investigadores se dedicó a entrevistar a cientos de personas mayores; comenzando por los nacidos en Pozuelo y ampliando la muestra con quienes habían vivido aquí antes de la contienda. A partir de los años 20 la población aumentó como consecuencia de la aparición del ferrocarril y numerosas industrias llegando a superar los 4.000 habitantes. Pero acabada la guerra muchos de los que vinieron regresaron a sus lugares de origen. “Sólo los autóctonos se quedaron a pesar de las pésimas condiciones; no tenían agua ni luz. Sólo cuatro paredes para compartir con otras familias. El primer censo de población del año 40 registra 2.517 habitantes”.

El Torreón ¿Un pabellón de caza?

Ahora que la asociación cultural La Poza acaba de inaugurar un nuevo espacio es un buen momento para hacer balance. Durante casi tres décadas sus gentes han indagado en la historia de Pozuelo de Alarcón y no sólo han rescatado del olvido costumbres y tradiciones, también cientos de fotografías y numerosos objetos que dibujan un paisaje de otro tiempo, máquinas de una fábrica de curtidos o una galletera (para construir ladrillos) que, tras restaurarse, están expuestas en el Aula de Educación Ambiental, la placa original de la Fuente de la Salud y hasta los proyectores del Cine Dalia colocados en el vestíbulo de la sala Educarte.

De repente Esperanza mira su reloj. Las horas vuelan y seguimos hablando de los materiales de albañilería que se han conservado del señor Arellano a quien debemos, entre otras construcciones, El Torreón. Yo hasta ese momento estaba convencida de que era un viejo palomar (como pensaba que el morado de la bandera sí podía tener que ver las lombardas; en realidad es el color de la primera enseña de la Comunidad de Madrid) pero hay otra versión que apunta a la posibilidad de que fuera un pabellón de caza. “Después de la guerra quedó muy destruido y por testimonios orales sabemos que pudo haber sido un refugio de cazadores; en el centro de una gran finca y aunque es una construcción muy peculiar sin habitaciones estaba en un lugar alto y desde allí se vislumbraba el horizonte”.

Estoy segura de que seguiremos otro día. Pero sin grabadora. Lo digo en voz baja y en alta voz pregunto a la Cronista Oficial de la Villa si merece la pena tanto esfuerzo, convencida de que ha renunciado a muchas cosas por su devoción investigadora. Suelta una sonora carcajada y un supongo que sí.

Asunción Mateos Villar

De voluntaria en Etiopía y visitando La India

Nunca he querido dar clase en otro sitio que no fuera Pozuelo de Alarcón. Porque cuando comencé a estudiar magisterio no había suficientes plazas escolares y algunas madres me pedían que enseñara a sus hijos. Aquello se me quedó grabado. En la actualidad somos el municipio que más plazas escolares oferta de toda la Comunidad de Madrid

EL TÍTULO Y LOS LIBROS

María Esperanza Morón García publica en 1998 su primer libro“Pozuelo de Alarcón, su historia. Desde la Prehistoria hasta el siglo XVII» y un año después es nombrada, por unanimidad, Cronista  Oficial de la Villa de Pozuelo de Alarcón. Posteriormente escribiría “Pozuelo de Alarcón, 25 años de ayuntamientos democráticos” (2005) y recientemente publicado “Pozuelo de Alarcón, 1600-2000, de su venta a ciudad metropolitana” (2016).

 

Pozuelo en México y viceversa

María Esperanza Morón preside la Asociación de Cronistas Oficiales de la Comunidad de Madrid (ACROMA). Una de las primeras tareas que se han propuesto es motivar a Alcaldes y Alcaldesas para que nombren Cronistas Oficiales. El nombramiento no supone coste alguno para las arcas municipales al tratarse de un cargo honorífico pero es importante elegir a la persona adecuada porque su función principal es la preocupaciónpor la cultura, la historia y las tradiciones del municipio. La presidenta de ACROMA es la encargada de visitar a los regidores del noroeste y parece que la iniciativa ha despertado gran interés en Majadahonda y Boadilla del Monte.

Tanto como el que despertó su ponencia sobre el vínculo del Conde de Campomanes en un Congreso Nacional de Cronistas Oficiales celebrado en Oviedo. Hasta en México conocen por Esperanza los orígenes asturianos de la familia que dejó huella en Pozuelo de Alarcón y de la existencia de una calle que rinde homenaje al noble. Porque la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales mantiene un convenio de colaboración con el país centroamericano.